El experimento de las ventanas rotas
El profesor Phillip Zimbardo, conocido por muchos por realizar el
experimento de la cárcel de Standoford, el cual ha dado lugar a libros y películas, realizó otro célebre experimento menos conocido. En este experimento se dejaban dos coches abandonados, uno en un barrio situado en una zona pobre y conflictiva y el otro en una zona rica y tranquila.
El resultado no es muy difícil de averiguar. El coche que estaba en la zona pobre, a las pocas horas ya presentaba considerables desperfectos mientras que el coche que estaba en la zona rica seguía intacto. Con este resultado
es fácil sacar la conclusión de que la pobreza y la marginación fueron los “culpables” del delito.
Sin embargo, el estudio todavía no había finalizado. Después de una semana el auto situado en el barrio pobre estaba totalmente desecho mientras que el coche situado en el barrio rico seguía sin un roce. Los investigadores decidieron cambiar algo en la situación y rompieron un cristal del
coche que estaba en perfectas condiciones. ¿Qué creéis que pasó? El robo, la violencia y el vandalismo redujeron el vehículo al mismo estado que el que habían situado en el barrio pobre.
La conclusión final fue que
la causa no reside en la pobreza, sino en que el cristal roto en un coche abandonado transmite una idea de deterioro, desinterés y despreocupación que va a crear un sentimiento de ausencia de ley, de normas y de reglas. El cristal roto crea la sensación de que todo vale. En esta situación, cada ataque que el coche sufre reafirma y multiplica esa idea hasta que el vandalismo se vuelve incontenible.