Yo nada, pero me da que un procedimiento que pasa por tantas manos tiene un punto de lotería.
Salvando las lógicas distancias, es como si se te atasca al fregadero y viene un profesional que te lo soluciona en un pispás, o te toca en suerte un ñapas que te termina inundando la cocina.
Y ahora os dejo, que he de coger la piragua para poder llegar al salón...