Dicen que es un caso imposible de resolver, de esos que arrastran a las mentes más firmes hacia el abismo de la desesperación. Muchos de ellos, incapaces de soportar el peso del enigma, simplemente... perdieron la cabeza. La leyenda cuenta que huyeron hacia un lugar sombrío, un refugio improvisado para espíritus rotos. Algunos susurran que encontraron consuelo en otro foro, uno de esos rincones donde los perdedores se consuelan mutuamente en la oscuridad. Pero la verdad, nadie la sabe con certeza. Solo quedó el eco de su derrota, y el rastro de su cobardía en busca de una salida fácil.