Para mí sigue siendo una manera de estirar el chicle por parte de los que se llenan la boca con la presunción de inocencia, mientras se obstinan en restan validez a todo indicio que pueda incriminar a Óscar.
En ese sentido afirma que la pintura azul viene de coche no es muy distinto a afirmar que se la llevó por delante el feriante celoso porque su móvil lo sitúa en su propia casa toda la noche salvo el momento teórico en que sucedió el atropello.
Buscando tres minutos en internet se puede dar con el dato de que las carrocerías de coche dejaron de recubrirse con resinas alquidicas a mediados de los años noventa por cuestiones medioambientales, pero su uso se mantuvo para proteger estructuras metálicas pintadas y expuestas a los rigores de la intemperie.
Esos fragmentos de pintura azul, hablando estrictamente de posibles lugares próximos a La Maña a principios de 2022, podrían provenir tanto del contenedor de papel y cartón en el parking del restaurante o, de manera más probable, de ciertas naves en la mitad norte del polígono Tuduero en cuya entrada pueden contemplarse ciertas evidencias geológicas y vegetales compatibles con las que se hallaron en las ropas de la víctima.
Todo esto puede comprobarse en cinco minutos mirando Google Maps, cosa que no deja en muy buen lugar a quienes insisten que esos fragmentos de pintura sugieren que la atropelló el conductor de un auto azul, cuando ni siquiera se tiene plena constancia de que esos restos fueran hallados es las zonas que recibieron el impacto y por tanto no hay que descartar que llegasen allí, por transferencia directa o indirecta, durante la manipulación del cuerpo a fin de depositarlo en el lugar intermedio.