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Caso Asunta Basterra Porto: Análisis del Papel de Rosario Porto y Alfonso Basterra en el Juicio y la Investigación

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Sobre la serie del Caso Asunta y el documental Operación Nenúfar, recomiendo el hilo del caso en el que el usuario Buster da muy buenas explicaciones. Por supuesto, mejor el documental (detalle, crítica, testigos directos, bien elaborado) que la serie, al final es “realidad ficcionada”, en algunos casos, inventada.

 

Alfonso Basterra, el padre de Asunta que planea "desaparecer" después de la cárcel con una intención: "Reunirme con mi niña"​

Diez años y siete meses entre rejas no han cambiado a Alfonso Basterra. Tan solo ha mostrado debilidad el día que su ex mujer se suicidó y él lloró. No ha pedido permisos para salir y, en cuanto cumpla su condena, y sea "un hombre libre", su intención es "reunirme con mi niña". Ya tiene pensado "el cómo y el dónde", dice enigmático en una carta

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El día a día de Alfonso Basterra apenas ha cambiado desde hace años. Ingresó en prisión preventiva el 27 de septiembre de 2013. Habían transcurrido seis días desde que, con su ex mujer, Rosario Porto, acudía a la Comisaría de Santiago a denunciar la desaparición de su hija Asunta, y dos desde su detención en un registro en la casa familiar de Teo donde ocurrió el crimen. Antes, le había dado tiempo a asistir a la incineración y al funeral de la niña, al que su mujer ya no acudió porque estaba detenida. Desde entonces, permanece en la cárcel coruñesa de Teixeiro, donde su vida ya se ha convertido en rutina y se ha confirmado como un hombre imperturbable, serio, frío para muchos, y tan altivo que no ha forjado relaciones ni amistades.

En estos 10 años y siete meses entre rejas ha pasado por diversos módulos y situaciones. Su carácter sereno y centrado lo convirtió en preso sombra de otros internos a los que se aplicaba el protocolo de prevención de suicidios y, cuando su ex mujer se suicidó en la cárcel de Brieva (Ávila) el 18 de noviembre de 2020, él mismo estuvo en este plan antisuicidios vigilado de forma permanente por otro reo. Fue el único momento de debilidad que se ha mostrado en más de una década. Participaba en actividades de un taller ocupacional cuando los funcionarios le llevaron a una estancia aparte y, antes de que la noticia trascendiese en los medios, le comunicaron lo ocurrido. Rompió a llorar y, al verle tan afectado, en previsión de que pueda seguir el camino de su ex, adoptaron precauciones.

Tras ese momento de flaqueza, se remontó y poco después regresó la frialdad y falta de empatía que le conoció en el penal. Le retiraron el protocolo y comenzó esa rutina que se mantiene inmutable desde entonces. Está en un Módulo de Respeto, unidad que, según Instituciones Penitenciarias, tiene como factor fundamental la «participación del interno en la vida, tareas y decisiones del módulo». Y él cumple y respeta todas esas normas de convivencia a rajatabla. Incluso da un paso más y trabaja en la biblioteca del centro.

A las ocho de la mañana sale de su celda, dejándola ordenada y con la cama hecha. Luego, desayuna, participa en la reunión matinal del módulo y se dirige a sus actividades diarias, en su caso, vinculadas a la biblioteca. Siguiendo el estricto horario del centro, ven entre las 13.00 y 13.30 horas y se retira a descansar hasta que, a las 16.30, retoma la actividad entre libros, que incluye el reparto de ejemplares a otros módulos de la prisión. A las 19.00 horas toca cenar ya las 20.00 horas, las celdas vuelven a cerrarse, a la espera de 12 horas encerrado, leyendo y escribiendo.

Su horario no varía con respecto al de otros presos, pero sí la forma en la que encara su estancia, pues la hace en completa soledad. Según ha podido saber Crónica , nada ha cambiado desde que el estreno de la serie de Bambú Producciones para Netflix El Caso Asunta ha vuelto a posar las miradas sobre él. Se mantiene igual de altivo, sin amigos, y sin relaciones tampoco con el exterior. Uno de los pocos vínculos que ha forjado fuera de la prisión es la correspondencia que, desde hace siete años, mantiene con Ramón Campos, productor de esta serie y de un documental anterior de tres episodios estrenado por Antena 3 en 2017.

A raíz de ese primer proyecto, empezaron a intercambiarse cartas. Según ha podido saber este periódico, mantiene correspondencia fluida que, por épocas, es más o menos frecuente, llegando a enviarse una media de una al mes. En una de ellas, hace una revelación sorprendente: su intención de acabar con su vida. El documental de Campos termina con su lectura y ahora que lo ocurrido a Asunta Yong Fang Basterra Porto (30 de septiembre de 2000, Yongzhou, China - 21 de septiembre de 2013, Teo) vuelve a causar escalofríos a media España, ha vuelto a estar de plena actualidad.

Personas conocedoras de su día a día en prisión explican que tan solo aguanta frío y tranquilo esta ausencia de relaciones y privación de libertad porque es «duro mentalmente». En esa carta, él mismo lo explica: es resultado de «muchas horas de meditación». Tras tres años devorado por «la rabia y la ira», fue consciente de que esos sentimientos le llevarían «indefectiblemente hacia la locura y la autodestrucción», de modo que cambió de rumbo y optó por el perdón.

La hoja de ruta que se ha marcado es clara: lograr el tercer grado y acabar con su vida. «Le haré una confesión: cuando recupere mi libertad, tengo el firme propósito de desaparecer. Nadie volverá a saber de mí, ni tan siquiera Rosario Porto», reconocía en esta carta previa al suicidio de la otra condenada por asesinar a Asunta. «Solo tengo una razón para seguir con vida, que no es otra que volver a ser un hombre libre y reunirme con mi niña, nunca antes», explica, demostrando que no quiere suicidarse en prisión. «Ya tengo pensado el cómo y el dónde, tan solo me falta el cuándo pero todo llega».

Basterra se escribe con el productor Ramón Campos (en la imagen, una escena del 'Caso Asunta'). En una carta habla del "asesino" de su hija en tercera persona como autor de una "monstruosidad" fruto de la "locura" y afirma: "Mi verdadera condena no es la prisión, sino no haberla podido socorrer cuando más me necesitó. Eso es algo que nunca me podré perdonar". NETFLIX
Ese cuando deberás esperar. Desde 2018, cuando cumplió la cuarta parte de la condena de 18 años por asesinato, podía pedir pasar a segundo grado y disfrutar de permisos de fin de semana, pero nunca lo pidió. No fue hasta enero pasado, cuando ya llevaba más de 10 años entre rejas, cuando mostró la primera evidencia de querer volver a la calle. Entonces ya podía pedir el tercer grado, que implica cumplir el resto de la pena en un CIS (centro de inserción social), y así lo solicitó, pero sin éxito. Instituciones Penitenciarias rechazaron su petición, calculando en la gravedad del delito por el que cumple condena y también por la ausencia total de arrepentimiento de los hechos.

Ni durante la fase de investigación ni en el juicio ni en los más de ocho años que lleva condenado ha pedido perdón ni se ha arrepentido. Tampoco ha confesado, pues sigue manteniendo su inocencia.

Su condena íntegra la cumplirá en septiembre de 2031 y, salga en ese momento o antes, ya piensa en acabar con su vida. Esa intención ya se la había confesado a Porto por carta años antes, «Quiero que sepas que he tomado una decisión respecto a lo que será mi vida. Pleno de sentido común y de tranquilidad y paz interior, he de decirte que trataré a la mayor brevedad posible de reunirme con Asunta», dijo en una misiva desde prisión desvelada en su día por El Correo Gallego. Una convicción firme que hace que piense en ese momento con alegría. E incluso invita a Campos a celebrarlo. «Cuando conozcan mi fallecimiento le ruego que descorche una botella de cava y brinde... solo en ese momento comprenderá que he recuperado mi felicidad. Mi niña me necesita y yo a ella».
 

El juez de Asunta, sobre la serie de Netflix: "¿Prevaricador yo? Estoy muy triste"​

El serial televisivo sobre el asesinato de la niña Asunta cabrea al magistrado mediático del caso. ¿Manipulador o manipulado? A vueltas con la instrucción, la ficción y los hechos probados​

Foto: El magistrado José Antonio Vázquez Taín. (EFE/Ballesteros)
El magistrado José Antonio Vázquez Taín. (EFE/Ballesteros)

Causa de la muerte: sofocación. 22 de septiembre de 2013. De la noche en que apareció el cadáver de Asunta Basterra, de doce años, en una cuneta del municipio coruñés de Teo, el juez de instrucción, José Antonio Vázquez Taín (Orense, 1968), recuerda lo siguiente: “No importa las veces que hayas levantado un cadáver, de lo rutinario que sea, cuando hablamos de niños y niñas, siempre es más jorobado”.

18 años de cárcel. 30 de octubre de 2015. Un jurado popular declara a los padres adoptivos de Asunta, Rosario Porto y a Alfonso Basterra, culpables de su muerte.

Sigue Vázquez Taín sobre la larga noche levantando el cadáver: “Al principio, nunca sabes si encontrarás algo que te lleve directo al autor del crimen, pero no: ya en la pista forestal donde apareció el cuerpo de Asunta, de madrugada, comprendimos que iba a ser un caso muy complicado… y eso que aún no éramos conscientes de la ola de medios que se venía encima. No era, por explicarlo de algún modo, un ajuste de cuentas entre bandas del que puedas deducir qué ha pasado. En los crímenes que ocurren tras una puerta, entre las cuatro paredes de un hogar, nunca sabes lo que te vas a encontrar”.

"Dos adultos se confabularon contra su hija, pero la culpa es del juez"

Que Vázquez Taín -curtido en la Vilagarcía de Arousa de los años locos de la cocaína, lo más parecido a un juez mediático gallego, con todas las connotaciones resbaladizas de ese título oficioso- califique un caso de muy complejo no es baladí. Lo que no podía imaginarse el magistrado es que la complicación llegaría al punto de ebullición de acabar quemándole a él: once años después del crimen, una serie de Netflix (El caso Asunta) hace un retrato corrosivo de José Antonio Vázquez Tain.

La serie me ha decepcionado muchísimo. Estoy tremendamente triste. No respetan los hechos probados”, asegura el juez.
Javier Gutiérrez es el juez Vázquez Taín en la serie.

Javier Gutiérrez es el juez Vázquez Taín en la serie.
El serial presenta a un magistrado malhumorado y dispuesto a retorcer la realidad hasta ajustarla a sus tesis. Taín niega todo con vehemencia: “Las cosas que dicen que hice durante la instrucción, como manipular a un testigo u ocultar esto y lo otro, no sucedieron en realidad. Que digan que tengo mala leche no tiene importancia, aunque yo no lo vea así, pero pintarme de prevaricador es más grave. Y más allá de mi persona, la imagen que dan de la Justicia española, como ya me han comentado algunos periodistas extranjeros, es muy mala”.

El caso Asunta ha sido la segunda serie más vista en Netflix en todo el mundo en su primera semana.

Buenos y malos​

Las series presumen ahora de meter muchas capas a los personajes, que los malos no parezcan tan malos ni los buenos tan buenos, pero Taín ha visto ambigüedad maliciosa en El caso Asunta.

La madre es una mujer superada por las circunstancias. El padre, un marido inocente. Todo muy comprensivo… menos conmigo. Se busca el morbo y se olvida a la víctima. Dos adultos se confabularon contra su hija, pero la culpa es del juez”, añade Taín.

"En la serie mostramos a seres humanos, incluso los mostramos cometiendo el asesinato, pero no dejan de ser seres humanos, no monstruos"

“Mostramos a seres humanos... e incluso los mostramos cometiendo el asesinato... pero no dejan de ser seres humanos, no monstruos, que es lo que a algunos parece que les hubiera gustado”, matiza Ramón Campos, productor de la serie y fundador de Bambú (Fariña, El caso Alcàsser).

"He escuchado a alguna gente decir que se ha perdido la oportunidad de hacer un homenaje a Asunta contando su vida... contar la vida de una niña menor y entrar en su intimidad sí habría sido morboso. Asunta fue una víctima. Las víctimas merecen respeto y nadie tiene derecho a contar sus vidas en los medios de comunicación. Parece que alguna gente se ha olvidado de lo que se hizo con la vida de Diana Quer", se defiende Campos.

Durante el proceso judicial, Belén Hospido, letrada del acusado Alfonso Basterra, colisionó varias veces con Taín, al que acusó de filtrar a su antojo: “Me parece intolerable que, una vez más, tenga que enterarme por la prensa de cosas que afectan a la defensa de mi cliente”. Se ve en el siguiente vídeo:

Hablan fuentes conocedoras de la instrucción: “Taín es un lobo con piel de cordero. Le pueden las ganas de un titular y de salir en televisión. En el caso de Asunta, deslizó la supuesta (y nunca demostrada) pederastia del padre. ¿Crees que un preso, por culpable que sea, puede ir a un juicio justo cuando el juez instructor sugiere estas cosas a la prensa? Todo lo que se cuenta en la serie sobre Taín sucedió... pero jode verse en un espejo”.

Fuentes cercanas al proceso también comentan que una cosa es que casi todo apunte a la culpabilidad de los padres, y otra forzar la máquina para que encaje tu relato judicial.

CSI Galicia​

Tras el sobresalto de verse desmontado en el primer capítulo, Taín ha acabado por fin de ver la serie completa. “Seguí para comprobar hasta dónde podían llegar con las especulaciones. Ya he visto que muy lejos. Manejan hipótesis absurdas del crimen”.

Ocurre que se trata de un asesinato sin confesión, sin arma, sin pruebas que cierren del todo el asunto, algo que revuelve a Taín cuando se le recuerda, como si el periodista fuera un flipado que ha visto demasiados capítulos de CSI. “Mira, el problema de los delitos mediáticos es el siguiente: una cosa es la realidad judicial y otra la periodística. Los crímenes no suelen resolverse por sí mismos, con confesiones o pruebas irrefutables. Por eso tenemos los indicios. En el caso de Asunta hay muchos indicios de peso. Los padres solían sedar a la niña con cantidades exageradas de orfidales; indicio sobre el que la serie pasa de puntillas. La reconstrucción de los últimos meses de vida de Asunta fue exhaustiva. ¿Hay lagunas? Siempre las hay, pero la serie las aprovecha para rizar el rizo y elucubrar fuera de toda lógica”, denuncia el magistrado.

La abogada Belén Hospido denunció que no hubo “una sola prueba de cargo” contra los condenados.

Taín zanja la cuestión marcando territorio/con el clásico martillazo de juez que quiere demostrar quién manda aquí: “Cada uno debe centrarse en su profesión. La del entretenimiento es entretener, no cambiar las sentencias. La mía es impartir justicia”.

No hay más preguntas, señoría.
Causa de la muerte: sofocación. 22 de septiembre de 2013. De la noche en que apareció el cadáver de Asunta Basterra, de doce años, en una cuneta del municipio coruñés de Teo, el juez de instrucción, José Antonio Vázquez Taín (Orense, 1968), recuerda lo siguiente: “No importa las veces que hayas levantado un cadáver, de lo rutinario que sea, cuando hablamos de niños y niñas, siempre es más jorobado”.

 

La vida del padre de Asunta en prisión: "El resto de presos no están a mi altura intelectual"​

Trabaja como bibliotecario, permanece impenetrable ante el crimen de su hija y no recibe visitas en la prisión de Teixeiro, donde está desde 2013

Alfonso Basterra poco antes de ser detenido por el crimen.


Alfonso Basterra vive encerrado en soberbia y silencio en la cárcel de Teixeiro (A Coruña). Desde prisión retuerce el recuerdo de su hija Asunta mostrándose impenetrable. Declara abiertamente que es «inocente» y se presenta como una víctima del crimen. Es de las pocas manifestaciones que se le han escuchado desde su ingreso en 2013, nada más -según la sentencia- orquestar y ejecutar el crimen de Asunta junto a su ex mujer Rosario Porto, que se suicidó en la prisión de Brieva (Ávila) en 2020. Basterra vive de espaldas a lo que sucedió. «No sé qué hago aquí. Soy inocente». Lo dice inflamado. Es de las pocas veces que se le escucha porque, según revelan fuentes penitenciarias, apenas habla.
Considera que no debe estar en prisión y a partir de ahí ha desarrollado un discurso inalterable que empieza y acaba en sí mismo. Su eje central es la «superioridad» que siente sobre el resto de internos y también sobre los funcionarios. Basterra no habla con la población reclusa porque considera, indican las mismas fuentes, que sus miembros no están a su altura. «No me relaciono con los demás presos porque no están a mi altura intelectual», contesta cuando se le pregunta a qué se debe su actitud, según ha podido saber EL MUNDO. Y así lleva los once años que está en la cárcel.
Trabaja como bibliotecario y su función es la de ir módulo por módulo entregando o recogiendo los libros que sus compañeros (a quienes desprecia) piden. La vida en el centro penitenciario de Teixeiro empieza para él a las 8.00 horas. Se levanta, ordena y limpia su celda y media hora después, baja a desayunar. Está en el Módulo de Educación y Respeto (MEC) y no comparte habitáculo. A las 9.00 horas va a la biblioteca y allí organiza papeles, revisa devoluciones de material y prepara otro para llevarlo a los distintos usuarios. Come a las 13.30 horas y a las 14.00 va a su celda a descansar para regresa a las 16.30 a su trabajo. Allí pasa la tarde. A las 21.00 se cierran las puertas de las celdas.

Las mismas fuentes lo describen como un hombre «frío» y «totalmente» despegado del crimen que jamás muestra sus emociones. Nadie sabe qué piensa o «qué siente» porque, insisten, no lo exterioriza. Llama mucho la atención es el cuidado «y el mimo» que pone en su vestimenta. «Va impecable, como si saliera para trabajar en una oficina. Mientras el resto de internos, por lo general, va en chándal o ropa cómoda, él viste camisa, pantalones y zapatos. Y así va a diario», revelan.
Otro aspecto que ilustra la soledad que no elige Alfonso Basterra es la falta de comunicaciones. Nadie va a verlo a la cárcel. «Ni familia, ni amigos. No recibe visitas», aseguran. Aún le quedan ocho años de prisión, pero en enero, intentó pedir el tercer grado. Se le denegó
 
Tengo que decir algo sobre esta serie. Tenía muchas ganas de verlo porque es un caso que me ha llamado mucho la atención siempre, pero cuando empecé a verlo, en los primeros 10 minutos ya hubo cosas que me chocaron porque según las investigaciones no eran así. Sé que le tienen que dar un dramatismo, unos cambios para que sea entretenido... Pero en mi opinión se ha hecho en base a la sentencia y lo que se supone que pasó a evidencia de que ellos dos fuesen los asesinos, y yo, personalmente, no lo tengo tan claro. Puedo debatir muchos aspectos y quizá lo haga un día en el podcast, pero me parece muy manipulador. Y más para la gente que no tiene ni idea del caso, que no ha visto el juicio, que no ha visto documentales. Esa gente solo va a creer lo que le pongan delante y voy a poner un ejemplo claro. Hace unos días publicaron como noticia y novedad que Alfonso había escrito una carta al creador de la serie, y he escuchado muchísimos comentarios al respecto. Pero vamos a ver, si esa carta la escribió creo que fue hace casi 7 años, cuando salió el documental del operación nenúfar. Y se puede comprobar simplemente viendo ese documental o leyendo la carta porque pone "cuando recupere mi libertad, tengo el firme propósito de desaparecer, nadie volverá a saber de mí, ni tan siquiera Rosario Porto." Es evidente, porque Rosario murió en el 2020.
 
Tengo que decir algo sobre esta serie. Tenía muchas ganas de verlo porque es un caso que me ha llamado mucho la atención siempre, pero cuando empecé a verlo, en los primeros 10 minutos ya hubo cosas que me chocaron porque según las investigaciones no eran así. Sé que le tienen que dar un dramatismo, unos cambios para que sea entretenido... Pero en mi opinión se ha hecho en base a la sentencia y lo que se supone que pasó a evidencia de que ellos dos fuesen los asesinos, y yo, personalmente, no lo tengo tan claro. Puedo debatir muchos aspectos y quizá lo haga un día en el podcast, pero me parece muy manipulador. Y más para la gente que no tiene ni idea del caso, que no ha visto el juicio, que no ha visto documentales. Esa gente solo va a creer lo que le pongan delante y voy a poner un ejemplo claro. Hace unos días publicaron como noticia y novedad que Alfonso había escrito una carta al creador de la serie, y he escuchado muchísimos comentarios al respecto. Pero vamos a ver, si esa carta la escribió creo que fue hace casi 7 años, cuando salió el documental del operación nenúfar. Y se puede comprobar simplemente viendo ese documental o leyendo la carta porque pone "cuando recupere mi libertad, tengo el firme propósito de desaparecer, nadie volverá a saber de mí, ni tan siquiera Rosario Porto." Es evidente, porque Rosario murió en el 2020.
Hola! ¿Piensas que ninguno de los padres estuvo involucrado?
 
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