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Un sicario de 20 años acusado de dos asesinatos se fuga por la puerta de la cárcel madrileña de Alcalá-Meco
Instituciones Penitenciarias abre una investigación interna para aclarar las circunstancias de la huida, que se produjo la víspera de Nochebuena tras la visita de familiares a la prisión
La Guardia Civil busca desde el sábado por la tarde a Yusef M. L., alias El Pastilla y de 20 años de edad, tras haberse fugado ese día del Centro Penitenciario de Alcalá-Meco (Madrid), donde estaba recluido a la espera de ser juzgado por su presunta implicación en dos asesinatos por encargo. La huida se detectó poco después de las 17.30 de la víspera de Nochebuena durante el recuento de internos que se realiza tras terminar la visitas de los familiares, según ha adelantado El Faro de Ceuta y confirmado EL PAÍS en diversas fuentes penitenciarias. Estas fuentes apuntan a que El Pastilla, que ese día había tenido una comunicación con allegados en la cárcel, aprovechó la salida de los visitantes para confundirse entre ellos y escapar caminando por la puerta principal del centro. Fuentes oficiales de Instituciones Penitenciarias confirman la fuga y detallan que, tras conocerse, se avisó a la Guardia Civil, responsable de la seguridad del centro, y se inició un procedimiento interno para determinar las circunstancias de los hechos.
Yusef M. se encontraba en prisión preventiva como presunto autor de, al menos, dos asesinatos. El primero fue el 6 de octubre de 2022, cuando supuestamente mató por encargo en Algeciras (Cádiz) a un trabajador del puerto de esta localidad al que la banda en la que entonces estaba integrado, la de Nayim K. A., Tayena, confundió con un miembro de un grupo rival, el de los ‘Piolín’. El segundo homicidio del que se le acusa se cometió el 12 de abril de este año y fue el del propio Tayena, al que presuntamente disparó casi a bocajarro en el abdomen cuanto salía de su casa en Los Cortijillos, en Los Barrios, siempre en la provincia de Cádiz. Yusef fue capturado esa misma tarde en Algeciras cuando trataba de subir al ferry con destino a Ceuta para esconderse. La Policía también le implica en numerosos tiroteos protagonizados por las mafias para hacerse con el control del tráfico de drogas en la periferia de esta ciudad autónoma.
Tras su encarcelamiento, Yusef fue incluido en el Fichero de Internos de Especial Seguimiento (FIES), creado hace más de 25 años para incrementar el control sobre determinados presos y, de este modo, “garantizar la seguridad” dentro de las cárceles. En concreto, había sido catalogado como FIES-5, uno de los cinco ficheros que existen y que está destinado a lo que se denominan presos de “características especiales”, entre ellos los acusados de delitos con vínculos con el crimen organizado o de especial gravedad, como era su caso. Desde entonces, había estado en la cárcel de Botafuegos, en Algeciras, hasta que a comienzos de diciembre fue trasladado a la prisión madrileña, ocupada principalmente por presos jóvenes como él.
Desde 2005 hasta ahora se han registrado más de 10.000 quebrantamientos de condena en cárceles españolas (más de 500 al año, de media), según datos del Ministerio del Interior; aunque la mayoría de los huidos son detenidos poco después. De esta cifra, el número más alto se produjo al aprovechar los presos el disfrute de un permiso para no retornar al centro penitenciario. Otro número importante de quebrantamientos se produce durante salidas para acudir a los juzgados, cuando están ingresados en centros hospitalarios o al realizar una actividad cultural fuera de la cárcel. El pasado 26 de abril, dos internos de la cárcel de Aranjuez aprovecharon una de estas últimas al Palacio de esta localidad y comer en un restaurante, para escaparse. Cuando estaban en este último local, pidieron permiso para ir al baño y aprovecharon el momento para darse a la fuga.
Las evasiones desde dentro de la cárcel, como la realizada ahora por Yusef M., son muchas menos: desde 2005 se han contabilizado menos de una treintena. Una de las más celebres fue la que protagonizaron, en diciembre de 2020, Jonathan Moñiz, El Piojo, y su hermano Miguel Ángel, que escaparon de la cárcel de Valdemoro. Un tercer interno que les acompañaba fracasó en el intento. Los hermanos Moñiz fueron detenidos meses después por separado. Según la investigación, su fuga exigió un largo proceso de preparación en la que los hermanos consiguieron elaborar una rudimentaria llave para entrar en un cuarto utilizado como almacén y de cuya ventana serraron los barrotes para salir al tejado del centro. Un vez en él, recorrieron el centro penitenciario hasta llegar a la última valla del perímetro, que superaron con la ayuda de una soga fabricada por ellos. Días después de aquella evasión, Interior impartió instrucciones a los directores de todos los centros penitenciarios para revisar los sistemas de seguridad e instar a que se aplicaran las medidas contempladas en los protocolos para evitar fugas.