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Un hombre acribillado a balazos en Alicante, identificado como un piloto ruso que desertó a Ucrania

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Maxim Kuzmínov escapó con su helicóptero de combate en agosto pasado y su huida fue usada por la propaganda por Kiev. El jefe del espionaje ruso afirma que el piloto era “un cadáver moral” desde su defección​


Las imágenes distribuidas por Ucrania del piloto ruso que desertó


Madrid / Alicante - 20 FEB 2024 - 10:00ACTUALIZADO: 20 FEB 2024 - 11:14 CET
El hombre hallado muerto la semana pasada con seis tiros en La Vila Joiosa (Alicante) ha sido identificado como Maxim Kuzmínov, el piloto ruso que desertó el pasado agosto con su helicóptero de combate para entregarse al Ejército ucranio, según han asegurado fuentes de la Guardia Civil. La identidad del asesinado ha sido confirmada a través de sus huellas dactilares, ya que portaba documentación falsa en la que aparecía como ciudadano ucranio. El medio ucranio Kyiv Post ya informó este lunes de que el representante de la inteligencia militar de ese país (GUR) Andrí Yusov había confirmado la muerte en España de Kuzmínov. La huida de este y el aterrizaje con un Mi-8 de combate en una base militar de la región de Járkov, en el este de Ucrania y fronteriza con Rusia, fue utilizado propagandísticamente por las autoridades de Kiev. El jefe del Servicio de Espionaje Exterior de Rusia, Serguéi Narishkin, ha asegurado este martes que el fallecido era “un traidor criminal” y que desde su deserción era “un cadáver moral”.
El cuerpo de Kuzmínov fue hallado en la tarde del pasado día 13 de febrero en la rampa del garaje comunitario de la urbanización de La Cala, de donde los agresores escaparon en el coche de su víctima, a la que, además, atropellaron, según revelaron fuentes de la investigación. El automóvil fue hallado poco después en llamas en la vecina localidad de El Campello. La Guardia Civil sospechó desde el inicio del caso que la documentación del hombre asesinado, correspondiente a un ucranio de 33 años, podía ser falsa. Este lunes, la prensa del país invadido por Rusia ya apuntaba que se trataba de Kuzmínov, lo que ha sido confirmado ahora por fuentes del instituto armado de Alicante.
Fue un vecino quien alertó hacia las 18.30 del día 13 de la presencia de un cuerpo con heridas de bala en la urbanización, en la que viven principalmente ciudadanos rusos y ucranios, según fuentes de la investigación. Fueron también los propios vecinos quienes aseguraron a los investigadores del Instituto Armado que, aunque no le conocían mucho, sí creían haberlo visto “trabajando en una obra de la zona”.
La deserción y huida del soldado ruso se dieron a conocer en septiembre del año pasado, cuando el GUR publicó unas imágenes en las que el piloto (que entonces tenía 28 años) explicaba cómo fue contactado por la inteligencia militar enemiga, que le ofreció pasarse al lado ucranio a cambio de dinero y protección para él y su familia. En el vídeo puede verse el aterrizaje de Kuzmínov con su helicóptero, un Mi-8 de combate, en una base militar de la región de Járkov, en el este de Ucrania y fronteriza con Rusia.
Según informó en su momento el jefe del GUR, Kirilo Budánov, Kuzmínov cruzó la frontera volando por debajo del área de detección de los radares junto con otros miembros de la tripulación que no sabían de los planes del piloto y murieron cuando intentaban huir después del aterrizaje. Budánov también explicó entonces que la inteligencia militar ucrania había logrado sacar de Rusia a la familia del piloto desertor, como recoge la agencia Efe. El piloto contó que la garantizaron su seguridad, le ofrecieron nuevos documentos y una compensación de medio millón de dólares antes de proceder a planificar la operación.
Maxim Kuzmínov no quería ir a la guerra y acabó por volar con su helicóptero Mi-8 a Ucrania en una operación conjunta con el servicio de inteligencia de ese país. El piloto se graduó en la Escuela de Aviación de Sizran, en el sur de Rusia. Fue destinado a servir en el Lejano Oriente ruso, donde entre sus compañeros tenía fama de ser una “persona tranquila” y pedir “trabajo pacífico”, operaciones de carga que no tuvieran que ver con misiones militares, según el canal de Telegram ruso Baza.

El propio Kuzmínov explicó que había desertado porque estaba en contra de la invasión rusa de Ucrania. “Lamento lo que está ocurriendo, los asesinatos, las lágrimas, la sangre”, dijo en un documental difundido por los servicios de inteligencia, asegurando que en Ucrania no había “ni fascistas ni nazis” como aseguraba Moscú. “No quiero ser cómplice de los crímenes rusos”, sostuvo.
✊ BREAKING: Russian military Mi-8 helicopter pilot Maxim Kuzminov who defected to Ukraine in his helicopter will likely continue to fly helicopter missions, but for Ukrainian Armed Forces. His grandfather was a renowned Soviet fighter & test pilot. https://t.co/OqRMLEcdJj pic.twitter.com/KfouCD6R30
— Igor Sushko (@igorsushko) September 5, 2023
Kuzmínov tomó la decisión final mientras volaba en las proximidades de la frontera entre Rusia y Ucrania el 9 de agosto. Luego guio el helicóptero a través de la frontera a una altitud extremadamente baja. “Aparentemente, durante tres o cuatro días nadie (en Rusia) entendió lo que me pasó. Aterricé y me recibieron (en Ucrania)”, dijo. Según el vídeo difundido por Kiev, Kuzmínov resultó herido después del aterrizaje, pero se le ofreció asistencia médica a tiempo.
Mientras, en Rusia, el Comité de Instrucción militar incoó una causa por “traición” contra Kuzmínov, y los familiares de sus dos compañeros que fueron asesinados tras el aterrizaje en Ucrania pidieron que pagara con su vida por lo que hizo. Los compañeros de tripulación, abatidos al intentar huir, fueron condecorados a título póstumo por las autoridades rusas.
El jefe del Servicio de Espionaje Exterior de Rusia, Serguéi Narishkin, aseguró este martes que Maxim Kuzmínov era un “traidor”. “Este traidor y criminal se convirtió en un cadáver moral en el momento en que planeó su sucio y terrible crimen”, declaró Narishkin, según informa la agencia oficial rusa RIA Nóvosti.
Narishkin añadió: “En Rusia se suele decir: sobre los muertos o se habla bien o no se habla”. Cuando la televisión pública rusa informó en octubre de la deserción, el reportero adelantó que la orden de liquidar al piloto ya había sido impartida. El portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, aseguró durante su rueda de prensa telefónica diaria que no tiene conocimiento de que las autoridades españolas informaran a Moscú de lo ocurrido. Además, precisó que la muerte de Kuzmínov “no es un asunto” que figure en la agenda del Kremlin.

 

Pistoleros enviados por Moscú mataron al desertor refugiado en Alicante, según los servicios de inteligencia españoles​

Exteriores dará una respuesta contundente si se demuestra la implicación de los servicios secretos rusos en el crimen​



Madrid / Rabat - 22 FEB 2024 - 05:40CET

Los servicios de inteligencia españoles no tienen duda de que la larga mano del Kremlin está detrás de un crimen sin precedentes en España: el asesinato en Alicante de Maxim Kuzmínov, el capitán ruso que desertó en agosto y se pasó a Ucrania con su helicóptero de combate Mi8. Públicamente, el Gobierno español se ha mostrado muy cauto ante la posible autoría. “Hay que dejar que la Guardia Civil haga su trabajo y la investigación avance”, afirmó la portavoz del Gobierno, Pilar Alegría, tras el Consejo de Ministros del martes. Sin embargo, fuentes diplomáticas reconocen que, aunque se está todavía a la espera de recabar suficiente información, se trata de un asunto “gravísimo”. Si se confirma la implicación de las autoridades rusas, agregan, España dará una “respuesta contundente”.
No es la primera vez que enviados por Moscú matan a un disidente en Europa occidental (el caso más famoso es el de Alexander Litvinenko, envenenado con plutonio en 2006 en el Reino Unido), pero sí que lo hacen en suelo español. Al contrario que en otras ocasiones, Moscú no se ha ocultado. Ha exhibido su satisfacción. Cuando aún no se había confirmado su identidad, medios rusos fueron los primeros en dar la noticia de la muerte de Kuzmínov, al que atribuyeron problemas con el alcohol y las drogas, añadiendo que se había convertido en un “testigo incómodo y peligroso” para Kiev. Después de que la noticia fuera ratificada por Ucrania, el jefe del Servicio de Inteligencia Exterior (SVR) ruso, Serguéi Narishkin, sentenció el martes que la víctima era “un traidor criminal” y “un cadáver moral” desde que desertó de su país.

Moscú ha publicitado su asesinato porque este tiene un carácter ejemplar, señalan las fuentes consultadas: no solo se trata de una advertencia para quienes tengan la tentación de imitarlo (Kiev recompensó al desertor con 500.000 dólares), sino de vengar a los dos compañeros del piloto. Se trataba de dos tenientes que no estaban al tanto de su plan de fuga y fueron abatidos por los ucranios cuando intentaban huir, después de que Kuzmínov aterrizara en una base militar próxima a Járkov. Los fallecidos, el navegante y el mecánico, fueron condecorados como héroes por el Ejército ruso, mientras al piloto se le abrió una causa por traición. En octubre, la televisión pública rusa aseguró, mostrando a tres supuestos miembros del GRU, que habían recibido la orden de eliminar al desertor. “No vivirá lo suficiente para ser juzgado”, aseguró uno de ellos.
Maxim Kuzmínov, en una imagen de archivo.
Maxim Kuzmínov, en una imagen de archivo.
La única duda que tienen los expertos es si la operación ha sido obra del servicio de inteligencia exterior (SVR), cuyo jefe justificó el asesinato; del servicio federal de seguridad (FSB), heredero del KGB; o del servicio militar de inteligencia (GRU), ya que Kuzmínov era un capitán y, por tanto, quedaba bajo su competencia. Fuentes de los servicios de inteligencia españoles admiten, sin embargo, que es muy difícil que la investigación consiga encontrar pruebas de la implicación de alguno de ellos. Dan por hecho que el crimen ha sido cometido por pistoleros (probablemente sicarios) llegados desde fuera de España que a estas alturas estarán ya en el extranjero. El cadáver, con media docena de impactos, se encontró el 13 de febrero en el garaje de la urbanización donde residía, en Villajoyosa (Alicante), aunque su muerte no trascendió hasta el lunes. Tras tirotearlo, los asesinos lo atropellaron con su propio coche, que apareció quemado en la cercana localidad de El Campello. En un primer momento, la Guardia Civil creyó que se trataba de un ajuste de cuentas entre bandas criminales.


Expertos en inteligencia creen que lo más probable es que la Embajada de la Federación Rusa en España haya estado al margen de la operación para evitar verse salpicada. Aunque una veintena de agentes del SVR o el GRU estaban destinados en la legación rusa en Madrid con estatuto diplomático —la mayoría fueron expulsados en abril de 2022, tras la invasión de Ucrania—, las fuentes consultas no creen que hayan tenido participación directa y atribuyen el crimen a pistoleros profesionales a sueldo.

Más allá de los autores materiales, el crimen requirió una previa operación de vigilancia: los agentes rusos tuvieron que comprobar la identidad de la víctima y efectuar un seguimiento para conocer sus horarios y costumbres. Conocedores de los servicios secretos de Moscú aseguran que con frecuencia estos recurren, para conseguir sus objetivos, a la colaboración de ciudadanos rusos residentes en España (hay más de 80.000) y de organizaciones mafiosas, a las que ofrecen trato de favor.

La decisión de instalarse en una urbanización cuyo vecindario es mayoritariamente ruso y ucranio fue, en opinión de las fuentes consultadas, un error. Alicante es la provincia española con más población rusa (17.500). Si Kuzmínov pensaba que podría pasar desapercibido entre los 600 rusos y más de 300 ucranios empadronados en Villajoyosa (según el censo de 2022), estos eran quienes más fácilmente podrían reconocerlo o sospechar que era ruso. Tenía documentación falsa, a nombre de un ciudadano ucranio de 33 años, pero no protección, pese a la amenaza que pesaba sobre él.
Fuentes gubernamentales explican que los más de 4.000 militares ucranios que han recibido instrucción en España y las decenas de heridos atendidos en el Hospital Militar de Zaragoza están bajo protección de las autoridades españolas, pero no era el caso de Kuzmínov, quien decidió por su cuenta instalarse en la costa alicantina. Los servicios secretos españoles no fueron informados oficialmente de su llegada, agregan.

El comportamiento del joven capitán —tenía 28 años cuando desertó—, tampoco se caracterizaba por su discreción. Según algunas fuentes, la pista que llevó a los servicios secretos rusos hasta él fue una llamada a su antigua novia, que permanece en Rusia, invitándola a visitarlo. “Él decidió mudarse a España en vez de quedarse aquí [en Ucrania]. Por lo que sabemos, invitó a su expareja al sitio donde estaba y más tarde fue encontrado muerto a tiros”, señalaron fuentes de la inteligencia ucrania a la web Ukrainska Pravda.

En cualquier caso, las fuentes consultadas subrayan que España no puede mirar para otro lado ante un hecho de una gravedad sin precedentes. En febrero de 2019 fue asaltada la Embajada de Corea del Norte en Madrid, una operación que se atribuyó a un supuesto grupo disidente norcoreano tras el cual se ocultaba la CIA, según concluyó entonces el Centro Nacional de Inteligencia (CNI). Entonces, no hubo protesta diplomática, pero tampoco muertos.

En cambio, los servicios secretos rusos tienen ya un largo historial de asesinatos en suelo europeo. En el mencionado caso del exagente del KGB Litvinenko, que visitó España y ofreció sus servicios al CNI, este fue envenenado en 2006 en Londres con polonio 210 por dos agentes rusos. La justicia británica concluyó que el crimen fue “probablemente” ordenado por el jefe del FSB y autorizado por Putin. Dos espías enviados por Moscú fueron también acusados por Londres del intento de envenenamiento del exagente ruso Serguéi Skripal y su hija en Salisbury (Reino Unido) en 2018. Por su parte, los jueces alemanes condenaron a cadena perpetua a un espía ruso por el asesinato de un rebelde checheno en un parque del centro de Berlín en 2019. En Austria fueron asesinados en 2009 y 2020 otros dos exiliados chechenos. Hasta ahora, las ejecuciones extrajudiciales de Moscú habían dejado a España al margen.

 
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