LECrim
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"Mi nombre es Rosa Peral. Muchos me conoceréis por la cantidad de barbaridades que se han llegado a decir sobre mi persona, aunque en realidad no me conocéis... La mayoría ha dado por hecho lo que la prensa y las partes interesadas en culparme han dicho, pero no es, ni mucho menos, todo cierto. Antes de continuar con mi escrito quiero dejar clara una cosa: ¡Soy Inocente! Inocente de urdir ningún plan con el impresentable del asesino (Albert) de mi pareja (Pedro). Inocente de colaborar en esa atrocidad. Inocente, incluso, de desearle tal cosa, ni siquiera a mi peor enemigo, mucho menos a Pedro, el hombre que apostó por mí, al igual que yo por él, aunque su familia se opusiera". Así empieza el relato de Peral en el que repasa su condena y se considera "cabeza de turco de un psicópata y de la policía, porque no supieron salir del efecto túnel que les tenía cegados conmigo".
En este sentido, vuelve a culpar del crimen a su amante, Albert López, al asegurar que su "plan" ha salido "tal y como él quería: o soy suya o no soy de nadie". "Estoy harta de esta situación e, insisto: ¡no soy ninguna asesina! Albert saldrá antes, pronto podrá salir de permiso, y yo, mientras, seguiré envejeciendo sola en prisión. Le ha salido bien la jugada. Sabía que estando en prisión no sería de nadie más. Todo lo que ha pasado no me hace pensar en nada positivo. De hecho, no creo que salga viva de prisión. Solo quiero dormir. Ni me ducho, ni me cambio de ropa. Vivo sin esperanza, esperando la muerte", explica Peral.

Rosa Peral difunde su agonía en un relato: "No creo que salga viva de prisión. Solo quiero dormir"
Desde su celda, Rosa Peral, condenada por el asesinato de su pareja y compañero en la Guardia Urbana de Barcelona Pedro Rodríguez, lo tiene claro: "La pena es que, hasta el...
