
El caso
La detención de Ricardo A. M. en febrero de 2023 conmocionó al vecindario de Es Carnatge, en la zona de Can Pastilla (Palma de Mallorca). Se le responsabilizaba del asesinato de Melanio Valverde, un hombre de 56 años y origen cubano que, al momento de su muerte, vivía en una chabola en un descampado cercano a la calle Déntol. Según los investigadores, la madrugada del 25 de enero de 2022 se declaró un incendio en esa chabola. Cuando los bomberos acudieron a extinguir las llamas, hallaron un cuerpo carbonizado que posteriormente fue identificado como Melanio. La autopsia reveló que presentaba golpes en la cabeza, lo que llevó al Grupo de Homicidios de la Policía Nacional a tratar el caso como un posible asesinato en lugar de un simple accidente. Desde un primer momento, los agentes sospecharon de un entorno de violencia que podría estar relacionado con conflictos de tipo personal, ya que la víctima tenía antecedentes conflictivos, estaba en situación de indigencia y en ocasiones ejercía la prostitución. Esta mezcla de factores condujo a los investigadores a rastrear su círculo más cercano, indagando especialmente en las personas con las que Melanio se relacionaba en la zona. Tras meses de pesquisas, la Policía concluyó que Ricardo podía ser el principal responsable, basándose en parte en imágenes captadas por cámaras de tráfico que situaban su vehículo en las inmediaciones del lugar. Sin embargo, la detención no se produjo hasta febrero de 2023, un año después de los hechos. Desde entonces, Ricardo permanece en prisión provisional a la espera de juicio y defiende con firmeza su inocencia.
La acusación
La versión que sostienen la Fiscalía y la acusación particular describe un suceso brutal. Afirman que Ricardo acudió en la madrugada del 25 de enero de 2022 a la chabola donde vivía Melanio y, aprovechando que este se encontraba bajo los efectos del alcohol, lo golpeó con un martillo en la parte trasera de la cabeza, dejándolo aturdido y a merced de un segundo ataque. Después, siempre según el relato acusatorio, le habría asestado un golpe con un objeto punzante sujeto al martillo, penetrando unos ocho centímetros en el cráneo de la víctima y causándole la muerte de manera casi inmediata. Para encubrir sus actos, Ricardo habría colocado el cuerpo de Melanio en la cama, intentando recrear la postura en la que dormía, y rociado la ropa interior del difunto con un acelerante antes de prenderle fuego a la chabola, provocando un incendio que ocultaría las huellas del crimen. Al sofocarse las llamas, los bomberos hallaron el cuerpo carbonizado, pero la autopsia permitió determinar que la causa de la muerte habían sido los golpes en la cabeza y no el fuego. Las autoridades, al conocer que Melanio había sido víctima de episodios de homofobia en el pasado, consideraron la posibilidad de un crimen de odio. En todo caso, la Fiscalía mantiene que los indicios recabados apuntan claramente a Ricardo, por lo que solicita una pena de 20 años y cinco meses de prisión.
La defensa
Desde que fue arrestado, Ricardo ha sostenido que conocía a Melanio únicamente de vista, ya que solía pasear por la zona de Es Carnatge y a veces se cruzaba con él, llegando a compartir charlas y cervezas de manera esporádica. Aunque reconoce que su coche pudo aparecer en las inmediaciones del lugar, niega cualquier participación en el crimen y sostiene que jamás tendría motivos para atacar de manera tan violenta a la víctima. Su abogada insiste en que, en el momento de la detención, no había pruebas materiales suficientes para vincularlo de forma concluyente con los hechos y que las grabaciones de cámaras de tráfico no prueban su culpabilidad, sino tan solo su presencia en la zona. Además, recalca que la investigación del Grupo de Homicidios se centró casi en exclusiva en el entorno más cercano de la víctima, sin explorar adecuadamente la posibilidad de otros sospechosos. Según la defensa, la vida conflictiva de Melanio, su situación de indigencia y sus contactos frecuentes con personas de diversa índole podrían abrir otras líneas de investigación que la Policía nunca profundizó.
El informe pericial
En un intento por demostrar que se podría estar cometiendo una injusticia, la defensa ha presentado un informe pericial elaborado por el criminólogo Eduardo Navasquillo. Dicho informe cuestiona varios elementos clave de la investigación policial y pone en duda la solidez de las pruebas usadas para acusar a Ricardo. En primer lugar, subraya que no existen evidencias físicas o científicas claras que lo vinculen con la muerte de Melanio. Se destaca la falta de pruebas de ADN, huellas o restos que confirmen su presencia en la escena en el momento del crimen. También se cuestiona la identificación del vehículo que captaron las cámaras de tráfico, apuntando a que no siempre las filmaciones son fiables al cien por cien, y que el mero hecho de que Ricardo reconociera que podía ser su automóvil no significa que estuviera cometiendo un homicidio. Además, el informe critica la forma en que se gestionó la escena del incendio, señalando la posibilidad de que no se acordonara correctamente y se contaminaran pruebas vitales. Por otro lado, la postura en la que se encontró el cadáver se atribuye al rigor térmico, conocido como “postura de boxeador”, propio de la exposición a altas temperaturas, por lo que no necesariamente prueba el supuesto conocimiento de Ricardo sobre cómo dormía la víctima. Para Navasquillo, la investigación debería haberse ampliado a otros posibles responsables, teniendo en cuenta que Melanio mantenía relaciones y tratos con distintas personas y existían antecedentes de enfrentamientos. El criminólogo ve un riesgo real de que la prisión prolongada de Ricardo pueda derivar en un error judicial.
Perspectivas de futuro
El acusado lleva casi dos años en prisión provisional y su defensa ha pedido formalmente que sea puesto en libertad a la espera del juicio, al considerar que no hay una base sólida para mantenerlo encarcelado. Por su parte, tanto la Fiscalía como la familia de la víctima consideran que los indicios son suficientes y que debe permanecer bajo custodia, al entender que podría darse a la fuga o entorpecer la investigación si quedara en libertad. En cualquier caso, el juicio se celebrará con jurado popular y aún no tiene fecha definitiva, lo que prolonga la incertidumbre para ambas partes. El caso refleja la delgada línea entre la necesidad de castigar el crimen y la obligación de no incurrir en arbitrariedades judiciales. Si el informe pericial consigue sembrar suficientes dudas sobre la actuación policial y la solidez de las pruebas, el tribunal podría variar su valoración de la prisión provisional o incluso incorporar nuevas pruebas que aclaren el suceso. Mientras llega ese momento, la defensa insiste en que Ricardo es víctima de un error y que dejarlo tanto tiempo privado de libertad sin pruebas concluyentes es una posible injusticia. La familia de Melanio, sin embargo, aguarda con la esperanza de que se ratifique la culpabilidad del acusado y se haga justicia. Será el jurado, finalmente, quien deba analizar todos los elementos, escuchar a los peritos y a las partes, y decidir si Ricardo es realmente el autor de un asesinato despiadado o si la investigación lo ha señalado erróneamente.