Las mujeres tienen una conexión particular con el género del true crime, algo que ha sido objeto de estudios y reflexiones en distintos momentos. Por ejemplo, según una investigación publicada en el número inaugural de Social Psychological and Personality Science (Publicaciones SAGE), las mujeres se sienten más atraídas por los libros sobre crímenes reales que los hombres, debido a la relevancia de estos en términos de prevención o supervivencia de un delito. Comprender las razones por las cuales una persona decide matar podría ayudar a una mujer a identificar señales de advertencia, ya sea en un amante o en un desconocido celoso. Esta perspectiva de aprender cómo prevenir situaciones peligrosas se complementa con una falsa sensación de control, que alimenta el círculo vicioso del consumo de este contenido ( Publicaciones SAGE, 2010).
El atractivo de las historias de crímenes reales para las mujeres va más allá de lo meramente racional. De acuerdo con Scott Bonn, quien realizó una gira teatral titulada “La psicología de los asesinos en serie y por qué nos cautivan”, la audiencia de crímenes reales está compuesta en un 80 % por mujeres. En esta gira, Bonn se dio cuenta de que la fascinación de las mujeres por el true crime tiene que ver en parte con su naturaleza empática. Las mujeres empatizan tanto con las víctimas como con los perpetradores, intentando comprender sus motivaciones con el objetivo de sentirse más seguras. El contenido del true crime les proporciona consejos sobre cómo protegerse de ataques y detectar comportamientos peligrosos. Sin embargo, también ofrece escapismo y emoción, elementos que permiten al público ver sus propios pensamientos y deseos siniestros reflejados en el espejo de los casos más extremos ( Scott Bonn, 2023).
La audiencia femenina del true crime no solo se destaca en Estados Unidos, sino también en España. Un estudio de Kantar revela que en España la principal audiencia de true crime son las mujeres mayores de 30 años. Este género se ha convertido en el segundo preferido, solo por detrás de la comedia. La psicóloga Mireia Cabero explica que algunas personas encuentran una falsa sensación de seguridad al exponerse a información detallada sobre lo aterrador y lo desconocido, lo cual también se combina con la esperanza de que el bien triunfe sobre el mal. Sin embargo, el consumo excesivo de este contenido puede tener efectos adversos, como provocar miedo constante o ansiedad, y hacer que las personas perciban amenazas sin motivo ( Núria Bigas Formatjé, 2023).
Otro ejemplo conmovedor que ilustra la naturaleza empática del true crime para las mujeres es el documental de Netflix "Into the Fire: The Lost Daughter". La historia sigue a Cathy Terkanian, quien buscó justicia para su hija Alexis (Aundria Bowman) desaparecida en 1989. La persistencia de Terkanian y sus corazonadas resultaron ser fundamentales para resolver el caso. Este tipo de historias reflejan un universo moral en blanco y negro, donde las víctimas finalmente obtienen justicia, y brindan a las espectadoras la oportunidad de imaginar un mundo donde el bien prevalece sobre el mal ( New York Times, 2024).
La narrativa del true crime también revela cómo estas historias suelen perpetuar la violencia hacia las mujeres. Espacios domésticos desordenados, imágenes forenses con cuerpos mutilados y rostros hinchados por el llanto son parte de las representaciones que muchas mujeres consumen a través de podcasts y series. Según un estudio de Brandwatch, el 80 % de la audiencia de estos contenidos son mujeres, quienes encuentran en el género una forma de conocer los riesgos a los que están expuestas y cómo enfrentarlos. La repetición de la violencia machista en este tipo de producciones también genera una sensación de justicia cuando el agresor es finalmente atrapado, aunque, cuando esto no sucede, puede desencadenar frustración por las deficiencias del sistema ( Pikara Magazine, 2024).
La fascinación por el mal, según Susana Corral, profesora e investigadora en Psicología, también explica parte del fenómeno del true crime. Corral sugiere que el suspense y el misterio de estas historias, así como la idea de un "final feliz" que restaura el orden social y la justicia, son razones clave para el interés en el género. Para las mujeres, este contenido también ofrece información útil para la vigilancia defensiva, ayudándoles a aprender estrategias de supervivencia. Sin embargo, esta fascinación puede llegar al extremo de la hibristofilia, la atracción romántica por criminales, donde algunas mujeres sienten una conexión romántica o sexual hacia asesinos, lo cual está relacionado con un deseo de control y una idealización del perpetrador ( Susana Corral, 2024).
En conjunto, el consumo de crímenes reales parece responder a una combinación de factores: empatía, deseos de aprendizaje, sensación de seguridad, entretenimiento y una búsqueda constante de explicaciones para lo inexplicable. Las mujeres, a menudo víctimas de desigualdades sociales y violencia de género, se identifican con las víctimas de los crímenes, lo que hace que la experiencia de consumir estos contenidos sea tanto educativa como emocionalmente satisfactoria. Sin embargo, también conlleva riesgos para la salud mental, especialmente si se pierde el equilibrio entre la realidad y la narrativa. La fascinación por estos relatos oscuros y su impacto en la audiencia femenina continúa siendo un campo abierto a la investigación y la reflexión.