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Errores históricos y casos relevantes resueltos con pericia caligráfica forense

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LECrim

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La pericia caligráfica es una disciplina fundamental dentro de la ciencia forense que se centra en el análisis y estudio de documentos cuestionados para determinar su autenticidad y origen. Este campo del conocimiento se utiliza tanto en investigaciones judiciales como en la resolución de delitos, permitiendo establecer la autenticidad de documentos, identificar a sus autores y descubrir posibles falsificaciones. Los peritos calígrafos forenses aplican técnicas y conocimientos científicos para aportar evidencias que resulten clave en procesos legales, en los que la integridad de documentos es puesta en duda.

A lo largo de la historia, la pericia caligráfica ha desempeñado un papel decisivo en numerosos casos criminales. Desde la época del capitán Alfred Dreyfus en Francia, hasta el secuestro de Peter Weinberger en Estados Unidos, los avances en esta disciplina han permitido resolver complejos casos de asesinato, extorsión y secuestro. Los siguientes casos representan ejemplos emblemáticos donde la pericia caligráfica fue determinante para llevar a los responsables ante la justicia.

Casos Históricos Relevantes en la Pericia Caligráfica​

El Caso Dreyfus (1894-1906)

El caso Dreyfus es uno de los ejemplos más impactantes de error judicial debido a un análisis caligráfico deficiente. En 1894, el capitán de artillería Alfred Dreyfus fue acusado de traición al considerarse que era el autor de un documento encontrado en la embajada alemana en París, que contenía información militar sensible. A pesar de que el perito del Banco de Francia, Gobert, concluyó que la escritura no pertenecía a Dreyfus, la opinión de Alphonse Bertillón, jefe del Servicio de Identidad Judicial de la Prefectura de Policía de París, pesó más, llevando a la condena injusta del capitán.

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Imagen del 'bordereau', el documento clave en el Caso Dreyfus (1894)

Bertillón, quien no era un perito calígrafo, basó su opinión en argumentos complejos y sin fundamentos claros, llegando a afirmar que Dreyfus había intentado "ocultar" su identidad mediante ciertos patrones en la escritura. En 1897, gracias a la intervención de personalidades como Émile Zola y varios grafólogos internacionales que concluyeron que la escritura no pertenecía a Dreyfus, se logró reabrir el caso. En 1906, el Tribunal Supremo anuló la sentencia anterior, rehabilitando a Dreyfus y demostrando la necesidad de una mayor objetividad y rigor científico en la pericia caligráfica.



El Secuestro de Peter Weinberger (1956)

El secuestro del bebé Peter Weinberger en 1956 fue otro caso emblemático resuelto gracias a la grafística forense. El secuestro ocurrió en los suburbios de Long Island, Nueva York, cuando el bebé de un mes fue raptado de su porche mientras su madre estaba dentro de la casa. Los secuestradores dejaron una nota manuscrita en la que solicitaban un rescate de 2000 dólares. La investigación inicial se frustró por la cobertura mediática, lo cual obligó al secuestrador a cambiar los planes.

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Primera nota manuscrita del caso Weinberger

El caso pasó al FBI, que comparó las notas manuscritas con millones de registros. Tras revisar exhaustivamente las muestras, encontraron coincidencias con la escritura de Angelo LaMarca, quien había sido detenido anteriormente por otros delitos. LaMarca confesó el secuestro, pero lamentablemente el bebé ya había fallecido cuando fue encontrado. La pericia caligráfica fue clave para vincular al secuestrador con el crimen, resultando en su condena a muerte y ejecución en 1958.

María Ángeles Molina, "Angie" (2012)

María Ángeles Molina, conocida como "Angie", fue condenada en 2012 por el asesinato de su amiga Ana María Páez, a quien mató para cobrar varios seguros de vida que había contratado a su nombre, falsificando su firma. Utilizando su posición como jefa de Recursos Humanos, Angie pudo acceder fácilmente a los documentos de la víctima y falsificó varias firmas. Los peritos calígrafos determinaron que Angie había falsificado dichas firmas, lo cual fue una prueba fundamental para su condena.

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Stacey Castor, la Viuda Negra (2009)

En el caso de Stacey Castor, la pericia caligráfica también fue fundamental para su condena. En 2005, la policía encontró al esposo de Castor, David, muerto por ingerir anticongelante. Más tarde, Stacey intentó inculpar a su propia hija Ashley del crimen, escribiendo una falsa nota de suicidio que supuestamente había sido escrita por la joven. Los peritos concluyeron que la nota había sido escrita por Stacey, y junto con otras pruebas forenses, se logró su condena por asesinato y falsificación de documentos.

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Anna Permanyer (2004)

Anna Permanyer fue asesinada por su inquilina Carmen Badia y el amigo de esta, Joan Sesplugues, en 2004. Tras el asesinato, los peritos calígrafos examinaron un contrato de arras que supuestamente había firmado la víctima, concluyendo que las firmas fueron obtenidas bajo coacción. Los elementos grafológicos mostraron alteraciones emocionales evidentes, y estas pruebas fueron cruciales para la condena de los culpables por asesinato y extorsión.

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Mary Bell (1968)

Mary Bell, con tan solo once años, fue responsable de la muerte de dos niños pequeños en 1968. Durante la investigación, se encontraron notas y dibujos en su posesión que describían detalles de los crímenes. Los expertos en grafística determinaron que la escritura correspondía a Mary, lo que, junto con los testimonios y otros comportamientos inquietantes, llevó a su condena. Años más tarde, Mary fue liberada y obtuvo el anonimato para intentar rehacer su vida lejos de la atención pública.

Otros Casos Relevantes

  • Operación Bernhard (1939): Durante la Segunda Guerra Mundial, los nazis llevaron a cabo la Operación Bernhard, un plan secreto para desestabilizar la economía británica mediante la falsificación de billetes. La pericia caligráfica y el análisis de documentos fueron fundamentales para detectar estas falsificaciones y contrarrestar los efectos del plan.
  • Los Diarios de Hitler (1983): La revista Stern publicó unos supuestos diarios de Adolf Hitler que luego resultaron ser falsificaciones. Los expertos en grafística forense determinaron que los documentos no eran auténticos, lo que llevó a un escándalo mediático y judicial.
  • El Caso de los Memorandos de Killian (2004): En Estados Unidos, los memorandos de Killian fueron presentados como documentos que probaban la falta de servicio de George W. Bush en la Guardia Nacional Aérea. Sin embargo, los peritos calígrafos demostraron que estos documentos eran falsificaciones modernas, creadas con tecnología no disponible en la época en que supuestamente fueron escritos.
  • El Asesino del Zodiaco (1969): Este asesino en serie envió cartas cifradas y notas a la prensa y a la policía, y la grafística forense fue utilizada para intentar identificar al autor de estos mensajes. Aunque el caso sigue sin resolverse, el análisis de la escritura ha sido una pieza importante en la investigación.
  • El Caso de Nina Wang (2002 y 2010): La empresaria china Nina Wang estuvo involucrada en una disputa legal por la herencia de su esposo. La autenticidad de los testamentos presentados fue cuestionada, y la pericia caligráfica jugó un papel crucial en la determinación de la validez de estos documentos.

La pericia caligráfica ha sido una herramienta poderosa en la resolución de crímenes a lo largo de la historia. Desde demostrar la inocencia de Alfred Dreyfus hasta identificar culpables en secuestros y asesinatos, el análisis científico de la escritura ha demostrado ser crucial para la justicia. Sin embargo, el caso Dreyfus también nos recuerda la importancia de actuar con objetividad y rigor, evitando interpretaciones erróneas que puedan llevar a injusticias irreparables. Esta disciplina sigue siendo una pieza fundamental en el ámbito judicial, brindando herramientas precisas para esclarecer la verdad y garantizar que la justicia prevalezca.
 
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