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El "Game over Los Vega": asesinado en Valencia el último superviviente del clan con fuegos artificiales en Colombia

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Los narcos celebran en Colombia el triple crimen que ha acabado con la vida del miembro de una familia que había sobrevivido a tres atentados

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La pedanía de El Saler, en pleno parque natural de la Albufera de Valencia, concentra estos días la atención de Policía y Guardia Civil. La tranquilidad de un paraje único -al que se escapan muchos valencianos en fin de semana y donde residen habitualmente numerosos vecinos- se ha visto alterada en las últimas semanas. Si primero un pirómano sembró el terror entre los habitantes de las urbanizaciones de esta pedanía, ahora es un triple crimen con sello colombiano el que ha puesto al vecindario en alerta.
El supuesto incendiario, un abogado de 59 años de edad que ya había sido detenido el año pasado por los fuegos en El Saler, fue arrestado a mediodía de ayer miércoles. Solo unas horas después de un macabro hallazgo: el de un coche con tres cadáveres en su interior. La propia Guardia Civil confirmaba de madrugada que se trataba de tres ciudadanos colombianos que habían sido acribillados a balazos y abandonados en un Volkswagen Passat «en posición extraña».
Es más, el coche lo encontró un vecino porque estaba a escasos metros de una urbanización de la zona de la Gola de Pujol, en El Saler. Pero, ¿quiénes eran esos ciudadanos colombianos y quién había dado orden de ejecutarlos a sangre fría? La primera hipótesis sobre el triple crimen apuntaba a un posible ajuste de cuentas por un asunto de drogas. Se llegó a barajar incluso un robo de cargamento de droga o un enfrentamiento entre bandas de narcotraficantes. Pero las pistas para los investigadores llegaron pronto desde tierras colombianas.

Un encapuchado pintó la frase «Game over Los Vega» en la puerta de la mansión familiar en Colombia, horas después de que aparecieran los tres cadáveres en Valencia. Y por la noche a los vecinos les sorprendió un estallido de juegos pirotécnicos. Fue una suerte de celebración, idéntica a la que vivieron en la madrugada del 29 de junio de 2023, porque uno de los asesinados sería Roberto Vega Daza, con un largo prontuario. Es decir, al menos uno de los hombres tiroteados contaba con un largo historial delictivo a sus espaldas.
En aquella fecha, un grupo de pistoleros logró matar con granadas y fusiles, calibre 5.56, a tres miembros del clan Vega: los hermanos Rolad y Ray de Jesús Vega Daza, y al patriarca, Rafael Vega Cuello. Se encontraban reunidos en el lujoso chalet que poseen en la urbanización Villa Campestre, situada en Puerto Colombia, localidad costera, cercana a Barranquilla. La misma precisamente en donde ayer hicieron las pintadas para celebrar el golpe mortal al clan de Los Vega.
En aquella ocasión, el hijo menor, Roberto Carlos Vega Daza, consiguió escapar con heridas en una pierna y le trasladaron a una clínica privada. Era la tercera vez que sobrevivía a un atentado. En el primero, en 2018, recibió un tiro en el abdomen.

La matanza del chalet la habría encargado el clan venezolano de lo Ospina por el crimen de unos de ellos. En 2022, durante la fiesta de cumpleaños de un Ospina, a la que asistió Roberto Vega Daza, uno de sus escoltas mató al sobrino del capo. Se desencadenó un tiroteo y Roberto escapó en su todoterreno blindado. Desde ese día, los Ospina juraron vengarse.
Tras perder a su padre y hermanos, miembros de inteligencia de la policía informaron que los atacantes ofrecían un millón de dólares por eliminarle, según informa El Tiempo de Bogotá. La persecución obligó al único sobreviviente de los Daza a salir del país. En un principio aceptó convertirse en testigo protegido, pero, al parecer, continuó con sus actividades ilegales en Panamá y después en España.
Los Daza arrastran una larga historia delincuencial. Fueron contrabandistas en La Guajira, departamento al norte de Colombia, y trabajaron para los principales cárteles de la droga, actividades que costaron la vida no solo a los mencionados sino a otra decena de familiares. A pesar de tantas pérdidas, seguían involucrados en el narcotráfico, el robo de tierras y las extorsiones.
El final ha llegado para uno de ellos a miles de kilómetros de su país, aunque las autoridades españolas no han confirmado todavía la identidad de ninguna de las tres personas asesinadas. En la noche del martes, aparecía el Volkswagen Passat con los tres cadáveres en Valencia. Fue un vecino de la zona el que alertó sobre las 21.45 horas a los servicios de Emergencias.

Lo hizo tras percatarse de que en el coche estaban los tres hombres que no solo no se movían, sino que era bastante visible para cualquiera que sus cuerpos estaban completamente ensangrentados. Según la delegada, habían sido tiroteados esa misma noche, en plena urbanización de viviendas. Aun así, vecinos relataron que no se escucharon los disparos.
La Guardia Civil solo ha confirmado de momento que los tres fueron asesinados y que fallecieron «por impacto de bala». Al lugar de los hechos se desplazaron especialistas del Laboratorio de Criminalística así como la comitiva judicial para el levantamiento de cadáveres. En todo caso, agentes de la Guardia Civil continuaron ayer, ya a plena luz del día, con las investigaciones en el lugar del siniestro, con el objetivo de recabar pruebas e incluso de localizar alguna huella que permita dar con los autores del triple crimen.
De la investigación se ha hecho cargo el Grupo de Homicidios de la Comandancia de la Guardia Civil pero, según avanzó la delegada del Gobierno, las autopsias se realizarán «en breve» por parte del Instituto de Medicina Legal de Valencia. Fuentes del Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valenciana señalaron a Efe que el juez que estaba en la noche del martes de guardia en Valencia, responsable del Juzgado de Instrucción número 14, fue quien se hizo cargo del caso, sin que por el momento haya dato alguno sobre la causa que se ha abierto.

 

La ‘vendetta’ de unos narcotraficantes colombianos termina en una masacre en España​

Detrás de la muerte del cabecilla, Roberto Vega Daza, y de otros dos hombres asesinados a tiros este martes en Valencia hay una disputa entre un clan familiar caribeño y la banda conocida como Los Costeños​

caso de Roberto Vega Daza
Un guardia civil investiga el hallazgo de tres cadáveres en El Saler (Valencia), el 27 de febrero.KAI FORSTERLING (EFE)


Es martes y ya es de noche. Agentes de la Guardia Civil y de la Policía Local de Valencia encuentran un coche abandonado en un parking de unas torres de viviendas en la pedanía de El Saler, en una zona de poco tránsito muy cerca de la Gola de Pujol, una apertura al mar del lago de la Albufera. En el interior del vehículo localizan tres cadáveres amontonados con señales de haber sido asesinados a tiros. Los muertos eran de nacionalidad colombiana, y las autoridades españolas aún no han facilitado sus identidades. Pero los medios del país sudamericano han podido identificar a uno de ellos: Roberto Vega Daza, el cabecilla de un clan que lleva años delinquiendo en el Caribe colombiano.
Al otro lado del Atlántico, casi al mismo tiempo que ocurría la matanza, un hombre vestido totalmente de negro se acerca a una casa en la ciudad colombiana de Barranquilla. Saca una lata de pintura de aerosol y, en grandes letras rojas, escribe en el portal: “Game over Los Vega” [fin del juego Los Vega]. Esa noche hay una fiesta. En un barrio de clase alta, Villa Campestre, los vecinos iluminan el cielo con una lluvia de fuegos artificiales. Celebran, según varias fuentes, la muerte del último Vega Daza que quedaba vivo.
Roberto Vega Daza, de 33 años, salió de Colombia hace unos meses huyendo de una vendetta criminal, explica a este diario Diógenes Rosero, director del Foro Costa Atlántica, una organización que promueve la democracia en la región Caribe del país. La venganza, dice Rosero, tiene su origen en una tarde de octubre de 2022.

El origen de la ‘vendetta’​

Es domingo. Jonathan Ospino, hijo de un capo de una banda local conocida como Los Costeños, celebra su 21 cumpleaños. Viste camiseta blanca y pantalón negro: la ropa para un día inolvidable. La finca El Mediterrané, al norte de Barranquilla, se llena de personajes importantes. Están los capos de varios grupos de narcotraficantes, empresarios de la región e incluso varios funcionarios públicos, de acuerdo con dos fuentes que prefieren mantener el anonimato por su seguridad. Y ahí está Roberto Vega Daza, a punto de cambiar su vida.
La fiesta no sale como estaba previsto. A las siete de la mañana, tras horas de música vallenata y alcohol, estalla un tiroteo. Las imágenes publicadas en redes sociales muestran una escena de caos absoluto. Los asistentes se esconden detrás de los equipos de sonido, las sillas blancas están tiradas por todos lados, una sinfonía de balas llena el aire. No se sabe exactamente por qué empezó la pelea, pero cuando termina han muerto tres personas: un asistente, un escolta de los Vega Daza, y el cumpleañero. El señalado por esa tercera muerte es Roberto Vega Daza.

Peritos de la Guardia Civil investigan el lugar de los hechos en El Saler (Valencia), la madrugada del miércoles.
Peritos de la Guardia Civil investigan el lugar de los hechos en El Saler (Valencia), la madrugada del miércoles.KAI FORSTERLING (EFE)
El supuesto asesino escapa en una camioneta blanca de la marca Toyota. Los allegados de Ospino llenan el vehículo de tiros sin éxito, ya que la camioneta está blindada y Vega Daza sobrevive. La Policía lo detiene horas más tarde, pero las autoridades colombianas lo dejan en libertad poco después. Ante lo que consideran como una falta de justicia, Los Costeños deciden vengarse. Ponen precio a su cabeza y a las de sus familiares ―500.000 dólares, según varias fuentes―. Los Vega Daza tienen que pagar por lo que han hecho.

La masacre de los Vega Daza​

Esa venganza se consuma ocho meses más tarde, el 29 de junio de 2023. Los Vega Daza saben que están en peligro. Alguien en Barranquilla ha estado pegando en postes carteles con sus fotos y la leyenda: “Los más buscados, banda criminal”. Según un informe de la Policía, ese día Roberto, su padre Rafael Kike Vega Cuello, y sus hermanos Ronald y Ray estaban saliendo de su casa. De repente, unos hombres subidos a las paredes y el techo de la vivienda abren fuego contra ellos. Incluso les tiran una granada. El padre y dos hermanos mueren en el acto. Roberto, herido en la pierna izquierda, logra escapar de nuevo y es trasladado a una clínica cercana.
Los Costeños se responsabilizan del crimen en un video publicado en redes sociales. “Esta acción fue consecuencia de una sociedad cansada de los atropellos causados por el clan Vega”, explican tres hombres encapuchados, vestidos completamente de negro. “Se dedicaron a robarse propiedades, dinero, droga y extorsionaban a la gente, la cual se cansó y se unió para acabar con esa gente”, continúan. Finalmente, dejan un mensaje para los allegados de Roberto: “Que tengan claro que todos sus colaboradores van por el mismo camino, y todo el que quiera seguir al lado de Roberto Vega”.
😱 ENCAPUCHADOS ANUNCIAN QUE AHORA VAN POR LOS COLABORADORES DEL CLAN VEGA-DAZA.

Hombres encapuchados advirtieron que varios empresarios de Barranquilla serían colaboradores de los Vega-Daza, asesinados en Villa Campestre y que ahora correrán la misma suerte de sus socios. pic.twitter.com/SV2MOJWl8C
— Primero Barranquilla (@primeronoticiaa) July 4, 2023
Vega Daza abandonó Colombia poco después de esa emboscada. Algunas fuentes lo ubicaban en Venezuela, otras en México. De algún modo acabó en España, precisamente en Valencia, una de las principales puertas de entrada de cocaína al país europeo, donde le arrebataron la vida. Las autoridades españolas todavía no han determinado el motivo detrás del crimen. Nadie ha sido detenido. Sus enemigos colombianos finalmente lo encontraron, aseguran a este periódico fuentes que conocen el mundo criminal de Barranquilla.
Aunque los Vega Daza han sido asesinados, para estas fuentes es difícil pensar que la venganza ha terminado. A Roberto lo sobreviven su esposa y sus hijos, además de una familia grande en una ciudad que vive una violencia permanente. A lo largo de sus 25 años activos, los Vega Daza ―de ascendencia guajira― han tenido vínculos con los grupos paramilitares, el Cartel de la Costa ―que mandó en el Caribe durante los ochenta y los noventa― y han protagonizado guerras con numerosas estructuras criminales. Más recientemente, sostenían disputas con Los Costeños y la mayor banda del narcotráfico en Colombia, el Clan del Golfo, entre otras.
Con o sin los allegados de los Vega Daza, la violencia no parará en Barranquilla. La ciudad, de casi tres millones de habitantes, vive sumida en una guerra urbana entre varias pandillas que deja un rastro incesante de muerte: hubo 733 homicidios en el 2023. Luis Trejos, profesor de Ciencia Política de la Universidad del Norte, explicó en enero a este diario que una competencia criminal se ha apoderado del sur de la ciudad. “Es una guerra entre distintas pandillas por el control de la mayor cantidad de territorio posible. Esto, con el fin de obtener rentas por la vía de la extorsión y el microtráfico, entre otras cosas”. Los principales actores son el Clan del Golfo, Los Rastrojos Costeños, Los Pepes y, justamente, Los Costeños.

 

Los Vega, la familia "game over" cuyo último superviviente ha sido asesinado en Valencia​

Una tiroteo en El Saler supone el final de una familia de Colombia amenazada por una banda rival. El último muerto, que había huido para ocultarse en España, fue tiroteado. En su país natal ya murieron su padre y sus dos hermanos

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Roberto Carlos Vega (izda.) con su padre, Rafael Julio, con gorra, y demás familia. Todos los hombres de la imagen está muertos.

Había sobrevivido a tres atentados, pero cada vez le resultaba más difícil escapar a su destino. Pusieron precio a su cabeza y no existe escondrijo seguro cuando un mafioso encolerizado quiere vengarse. De ahí que en Colombia no sorprendiera que Roberto Carlos Vega Daza fuese uno de los tres colombianos que aparecieron muertos, cosidos a balazos, en un Volkswagen Passat, aparcado en El Saler, Valencia.
Para seguir el hilo de una de las principales hipótesis del triple crimen, habría que retroceder nueve meses, al 29 de junio de 2023, y situarse en una lujosa urbanización del sector de Villa Campestre, en Puerto Colombia, localidad costera cercana a Barranquilla.
Es de noche y en el lujoso chalet familiar del clan Vega, transformado en búnker a prueba de rivales, unos hombres armados con fusiles calibre 5.6 están a punto de ejecutar un meticuloso plan, preparado durante semanas. Desde el tejado de una casa contigua, de mayor altura y alquilada para la ocasión, apuntan con precisión a las cuatro dianas. Aprietan el gatillo y caen muertos el patriarca del clan, Rafael Julio, que fue asesino a sueldo en su juventud y luego escaló hasta conformar su propio grupo, y sus hijos Ray Jesús y Roland Iván. Se les escapa Roberto Carlos, de 33 años, el menor de una familia que controla el crimen organizado de Barranquilla y, al mismo tiempo, presta un abanico de actividades delictivas a los cárteles de las drogas. Actuaban con total libertad porque tenían comprados a jueces, políticos y fiscales locales.

1709759191028.pngEn el portón del chalet de los Vega en Colombia hicieron una pintada celebrando la muerte de Roberto Carlos, el benjamín de un clan al que su rival, los Ospino, había puesto precio.

Herido en una pierna, el benjamín llega a una clínica y, una vez recuperado, se somete a un programa de protección de testigos para confesar sus delitos. Pero en lugar de cumplir el acuerdo, se alía con otro poderoso criminal, Digno Palomino, alias El Viejo, para tomar represalias por la muerte de los suyos. Después cruza la frontera rumbo a Maracaibo, Venezuela, en donde adquiere, según el periodista Jacobo Solano, una nueva identidad: Janer Villalobos. Con ese nombre viaja a Panamá y luego a Europa (Albania, Kosovo y España) y establece nexos con la mafia albanesa. Una línea de investigación apunta a que le habrían matado por un cargamento de cocaína interceptado a principios del pasado mes de febrero.

Pero en Colombia no descartan la mano del clan Los Ospino, que serían los cerebros de la carnicería de Villa Campestre. Sólo les faltaba Roberto Carlos para consumar la venganza. Una hipótesis gana enteros con la pintada que apareció en el portón del chalet de los Vega —«Game over Los Vega» (Se acabó el juego)—, seguido de fuegos artificiales, una suerte de festejar la muerte del último varón Vega. También hubo juegos pirotécnicos tras la masacre de su familia.
El jefe de la banda rival, Álvaro Luis Ospino, quería aniquilarlos desde el cumpleaños de su sobrino Jonathan, en 2022. Juan Carlos asistió a la fiesta y uno de sus escoltas sacó un arma y mató al chico. Se desató un tiroteo y el menor de los Vega Daza escapó ileso en su todoterreno blindado. A partir de ese momento, Los Ospino emprendieron una implacable cacería que, si confirman la tesis, habría terminado en El Saler de Valencia.

 
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