LECrim
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Jeffrey Dahmer, a lo largo de sus entrevistas y confesiones, expresó un profundo miedo a la pérdida y una desesperada necesidad de control y posesión sobre sus víctimas. Este miedo a la pérdida se manifestó en su obsesión por mantener a sus víctimas lo más cerca posible, incluso después de la muerte.
Dahmer utilizó métodos extremadamente perturbadores y violentos para tratar de ejercer este control. Uno de los métodos más horrendos que utilizó fue taladrar el cráneo de algunas de sus víctimas mientras aún estaban vivas. Su objetivo al hacer esto era crear un "zombi" o una persona que estuviera viva pero completamente sumisa y controlada por él. Dahmer inyectaba ácido clorhídrico o agua caliente en los agujeros que hacía en el cráneo con la esperanza de destruir las funciones cerebrales superiores de las víctimas y mantenerlas en un estado de sumisión.
Estos actos fueron impulsados por una mezcla de factores psicológicos, incluido su miedo al abandono y una profunda soledad. Dahmer confesó que no quería que sus víctimas lo dejaran y buscaba formas de mantenerlas a su lado, incluso en un estado alterado o inconsciente. Su incapacidad para establecer relaciones saludables y su deseo de tener el control absoluto sobre sus víctimas lo llevaron a cometer estos actos atroces.
El miedo a la pérdida y el abandono de Dahmer también se reflejaba en su comportamiento con los cuerpos de las víctimas después de la muerte. Guardaba partes de los cuerpos como recuerdos y trofeos, como una forma de mantener una conexión física con ellos. Dahmer era consciente de la monstruosidad de sus actos y en las entrevistas expresó una mezcla de arrepentimiento y comprensión de la gravedad de sus crímenes, aunque también admitió que en el momento de cometerlos, sus impulsos y deseos eran incontrolables para él.
Estos detalles de los métodos y motivaciones de Dahmer ofrecen una visión aterradora de su mente y resaltan la complejidad de sus trastornos psicológicos. Las grabaciones y entrevistas con Dahmer son un testimonio sombrío de cómo el miedo a la pérdida y la necesidad de control pueden manifestarse de maneras extremadamente destructivas.
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