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Las asesinas que desafiaron los estereotipos: un vistazo a la oscura realidad de los homicidios femeninos

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Descubre las historias de mujeres asesinas que rompieron los moldes y dejaron una huella imborrable en la historia criminal.

La imagen de una asesina ha sido históricamente eclipsada por la dominancia masculina en crímenes violentos. Sin embargo, la realidad revela un espectro sombrío de mujeres que han perpetrado actos horrendos. Estos casos no solo desafían las percepciones tradicionales de género, sino que también plantean preguntas inquietantes sobre las motivaciones y circunstancias que impulsan a algunas mujeres a matar.


En este artículo, presento las historias de Leonarda Cianciulli, Piedad Martínez y las hermanas Poquianchi, tres ejemplos escalofriantes de mujeres homicidas cuya crueldad ha dejado una marca indeleble en la historia criminal.

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Leonarda Cianciulli: la "Jabonera de Correggio"​

Leonarda Cianciulli nació en Montella, Italia, en 1894. Su vida estuvo marcada por una serie de tragedias personales, incluyendo múltiples abortos espontáneos y la pérdida de diez de sus hijos. Profundamente supersticiosa, Leonarda llegó a creer que sus desgracias eran el resultado de una maldición. Decidida a proteger a su familia, acudió a la brujería y, finalmente, a sacrificios humanos.

Entre 1939 y 1940, Cianciulli asesinó a tres mujeres en Correggio, Italia. Sus víctimas, Faustina Setti, Francesca Soavi y Virginia Cacioppo, fueron atraídas por la promesa de ayuda para resolver problemas personales. Una vez en su casa, Leonarda las drogó, las asesinó con un hacha y procedió a desmembrarlas. En un giro macabro, utilizó los cuerpos para fabricar jabón y hornear pasteles que luego regalaba a sus vecinos.

Su captura se debió a una denuncia del cuñado de Virginia, quien sospechó de la desaparición de su familiar. Durante el juicio, Cianciulli confesó con frialdad sus crímenes, justificándolos como sacrificios necesarios para proteger a su hijo, que estaba en el frente durante la Segunda Guerra Mundial. Fue condenada a 30 años de prisión y 3 años en un manicomio, donde murió en 1970. Pero no se lo crean, sus motivaciones poco tenían que ver con lo que ella contaba.

Leonarda Cianciulli

Leonarda Cianciulli. Foto: Wikipedia

Piedad Martínez y la muerte criminal de sus cuatro hermanos​

La pequeña Piedad Martínez, una menor murciana de tan sólo 12 años, cometió una serie de crímenes que conmocionaron a España en la década de 1950. Piedad envenenó a cuatro de sus hermanos pequeños con un tóxico que obtenía del material que usaba para abrillantar metales, trabajo que realizaba a la salida del colegio para ayudar económicamente a su familia.

Tras varias muertes inexplicables, toda la familia, compuesta en inicio por los 10 hermanos, el padre y la madre, fue ingresada en un hospital para averiguar el origen de su mal. La prensa se hizo eco de sus tristes historias por lo que, el descubrimiento de la mano criminal infantil de Piedad tras la muerte de sus cuatro hermanos, produjo un fuerte y profundo impacto en la sociedad de la época.

Las hermanas Poquianchi: las madame del horror​

En la década de 1950 y 1960, México fue testigo de uno de los casos más infames de asesinato y explotación humana: el de las hermanas Delfina y María de Jesús González, junto con la colaboración necesaria y cooperante de sus otras dos hermanas, todas ellas conocidas como las Poquianchi. Nacidas en el estado de Guanajuato, estas mujeres dirigieron una red de trata de personas y asesinato que operaba desde varios burdeles en el país.

Las Poquianchi no solo explotaban sexualmente a mujeres jóvenes, muchas de ellas menores de edad, sino que también las sometían a condiciones inhumanas de trabajo y abuso físico. Aquellas que intentaban escapar o se consideraban inútiles eran asesinadas brutalmente. Se estima que las hermanas son responsables de la muerte de entre 80 y 150 mujeres.

La caída de las Poquianchi comenzó cuando una de sus víctimas logró escapar y denunció a las autoridades. El testimonio de sobrevivientes reveló un mundo de terror y sadismo: las mujeres eran golpeadas, privadas de comida y agua, y algunas veces enterradas vivas. En 1964, las hermanas fueron arrestadas y condenadas a 40 años de prisión. Delfina murió en la cárcel en 1968, mientras que María de Jesús fue liberada tras cumplir su condena y murió en 1990.

Las hermanas Poquianchi

Las hermanas Poquianchi. Foto: Wikipedia

Mujeres homicidas: un fenómeno complejo y multifacético​

Los casos de Leonarda Cianciulli, Piedad Martínez y las hermanas Poquianchi son excepcionales no solo por la crueldad de sus crímenes, sino también porque desafían las nociones preconcebidas sobre el género y la violencia. Aunque la amplia mayoría de los homicidios son cometidos por hombres, estas mujeres demostraron que la capacidad de cometer actos atroces no conoce género.

Factores psicológicos y sociales​

La psicología criminal ha intentado entender las motivaciones detrás de estos crímenes. En muchos casos, los factores sociales, psicológicos y económicos juegan un papel crucial. Leonarda Cianciulli, por ejemplo, actuó bajo la creencia de que estaba protegiendo a su hijo, aunque, como hemos podido averiguar, no era ni la principal, ni la única motivación que la llevaron a asesinar. Piedad Martínez, a su vez, puede haber actuado por celos y una incomprensión de las consecuencias de sus acciones, sumado al estrés padecido por tener que hacerse cargo de sus hermanos pequeños a una temprana edad y compaginarlo con trabajo y estudios, lo que destaca la influencia de la maduración psicológica en la capacidad para comprender y ejecutar la violencia.


Las hermanas Poquianchi, por otro lado, operaban dentro de un contexto de pobreza y falta de oportunidades, lo que las llevó a ver en la explotación y el asesinato una vía para la supervivencia y el enriquecimiento. Sus crímenes reflejan no solo la depravación individual, sino también un sistema social y económico que permitía y, en cierto sentido, fomentaba la explotación.

La psicología criminal

La psicología criminal ha intentado entender las motivaciones detrás de estos crímenes

La representación en la cultura popular​

Estos casos han sido objeto de numerosos estudios, libros y adaptaciones en la cultura popular. La historia de Leonarda Cianciulli ha sido narrada en varios documentales y películas, destacando la macabra combinación de asesinato y canibalismo. Piedad Martínez, aunque menos conocida, ha sido objeto de análisis en estudios de criminología infantil. Las hermanas Poquianchi, por su parte, han sido representadas en libros y películas, incluyendo "Las Poquianchis" (1976), dirigida por Felipe Cazals, una cruda representación de sus crímenes y el impacto en la sociedad mexicana.

Los homicidios perpetrados por mujeres son una parte oscura y compleja del crimen que desafía nuestras percepciones y nos obliga a reflexionar sobre la naturaleza del mal y la influencia del contexto social y psicológico. Los casos de Leonarda Cianciulli, Piedad Martínez y las hermanas Poquianchi nos recuerdan que la capacidad de cometer actos atroces no está limitada por el género y que la comprensión de estos crímenes requiere un análisis profundo y multifacético.

Las mujeres homicidas son pocas si comparamos su número con el de homicidas masculinos. Sus motivaciones, modus operandi, víctimas escogidas y armas del crimen son distintas a las que encontramos en los homicidios con victimarios masculinos.

El crimen es multifactorial y las vivencias, aprendizaje, cultura, expectativas, etc., de hombres y mujeres han sido, y son, muy distintas las unas de las otras. El crimen, origen de la suma de muchos factores es, también, muy distinto si lo perpetra un hombre que si lo perpetra una mujer.

 
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