La mujer salió de su vivienda un momento para acompañar a unos amigos hasta su coche, a 50 metros de su casa, y ya no volvió
Se investigó sin éxito a las últimas personas que la vieron: un guardia civil, su esposa y un jornalero dominicano. Los tres se fueron del pueblo tras la desaparición
Es una de las desapariciones más extrañas de los últimos años. Francisca Cadenas, una mujer de 59 años, madre de tres hijos, salió con lo puesto de su casa en Hornachos (Badajoz) sobre las onche de la noche del 9 de mayo de 2017. Iba a acompañar hasta el coche a unos amigos, una pareja que había dejado su hija al cuidado de la mujer.
El trayecto, de apenas 50 metros, era tan corto que Francisca incluso dejó la puerta de su vivienda abierta y avisó a su hijo de que en cuanto volviera le prepararía la cena. Pero nunca regresó. El rastro de la mujer se pierde en un callejón a menos de veinte pasos de donde vivía, en una localidad de poco más de 3.000 habitantes.
El trayecto, de apenas 50 metros, era tan corto que Francisca incluso dejó la puerta de su vivienda abierta y avisó a su hijo de que en cuanto volviera le prepararía la cena. Pero nunca regresó. El rastro de la mujer se pierde en un callejón a menos de veinte pasos de donde vivía, en una localidad de poco más de 3.000 habitantes.
Siete años después, un equipo de agentes de la Unidad Central Operativa de la Guardia Civil, el grupo de élite de la Benemérita, va a investigar el caso desde cero, según ha podido saber el canal de investigación y sucesos de este grupo editorial. El grupo de delitos contra las personas de la UCO revisará todas las pruebas recabadas estos años para tratar de encontrar nuevas líneas de investigación que permitan resolver la desaparición de Francisca. Tratarán así de arrojar luz a un caso enquistado desde 2019, cuando se archivó judicialmente.
Tras la desaparición de Francisca, la Guardia Civil de Badajoz investigó en su entorno más cercano y no encontró nada inquietante. Devota de la Virgen de los Dolores, de la que era costalera en Semana Santa, y aficionada a dar largas caminatas por el pueblo, Francis era una persona familiar, de rutinas sencillas. No había tenido problemas con nadie. Además, cuidaba a diario de su madre, octogenaria. La anciana falleció casi un año después de la desaparición de Francisca con el dolor de no saber qué pasó con su hija.
La noche en que se perdió su rastro, Francisca dejó en su casa su teléfono móvil, su documentación, su monedero. Su familia insistió desde el principio en que la ausencia de la mujer no era voluntaria. Las pesquisas se centraron en las últimas personas que la vieron aquella noche. Por un lado, los padres de la niña a la que Francisca estuvo cuidando aquel día y a la que quería "como a su propia nieta", según explica la familia de la desaparecida. Se trata de un guardia civil y su mujer que, según su declaración, dejaron a Francisca cuando ella entraba caminando en un callejón, anexo a su casa, después de que esta los acompañara hasta su coche.
La noche en que se perdió su rastro, Francisca dejó en su casa su teléfono móvil, su documentación, su monedero. Su familia insistió desde el principio en que la ausencia de la mujer no era voluntaria. Las pesquisas se centraron en las últimas personas que la vieron aquella noche. Por un lado, los padres de la niña a la que Francisca estuvo cuidando aquel día y a la que quería "como a su propia nieta", según explica la familia de la desaparecida. Se trata de un guardia civil y su mujer que, según su declaración, dejaron a Francisca cuando ella entraba caminando en un callejón, anexo a su casa, después de que esta los acompañara hasta su coche.
Antecedentes y coartada
Justo en ese callejón, según las investigaciones, Francisca se cruzó con Carlos, un temporero dominicano de 33 años, con antecedentes por lesiones y otros delitos violentos, que trabajaba en Hornachos recogiendo fruta cuando desapareció la mujer. El hombre recordó ante la Guardia Civil que vio a Francisca aquella noche cuando esta ya se estaba adentrando en el callejón, de regreso a su casa: "Yo iba a coger mi coche cuando la vi. Ella caminaba por la otra acera hacia su casa. No sabía ni cómo se llamaba, pero somos vecinos de calle, así que la saludé con un hasta luego. Ella me dijo lo mismo y luego se metió en el callejón”.
Los investigadores descartaron que el jornalero hubiera tenido algo que ver con la desaparición de Francisca después de comprobar su coartada: poco después de cruzarse con la mujer, el hombre estuvo tomando una copa en un bar del pueblo con varios vecinos.
Hoy, 87 meses después de la desaparición, la familia de Francis -como la llaman cariñosamente- está convencida de que en esas tres personas, las últimas que vieron a la mujer aquella noche, está la clave para encontrarla: "Nosotros no decimos que sean los culpables, pero está claro que alguien le hizo algo a mi madre y que ellos son los únicos que tienen la información más relevante, la de esos últimos minutos", señala José Antonio Meneses, el hijo menor de Francisca.
"Además, se da la circunstancia de que los tres se marcharon del pueblo poco después de la desaparición. En el caso del guardia civil y su mujer, a los que mis hermanos y yo tratábamos como si fueran nuestros hermanos, se mudaron fuera de Hornachos sin decirnos nada", añade.
Los investigadores descartaron que el jornalero hubiera tenido algo que ver con la desaparición de Francisca después de comprobar su coartada: poco después de cruzarse con la mujer, el hombre estuvo tomando una copa en un bar del pueblo con varios vecinos.
Hoy, 87 meses después de la desaparición, la familia de Francis -como la llaman cariñosamente- está convencida de que en esas tres personas, las últimas que vieron a la mujer aquella noche, está la clave para encontrarla: "Nosotros no decimos que sean los culpables, pero está claro que alguien le hizo algo a mi madre y que ellos son los únicos que tienen la información más relevante, la de esos últimos minutos", señala José Antonio Meneses, el hijo menor de Francisca.
"Además, se da la circunstancia de que los tres se marcharon del pueblo poco después de la desaparición. En el caso del guardia civil y su mujer, a los que mis hermanos y yo tratábamos como si fueran nuestros hermanos, se mudaron fuera de Hornachos sin decirnos nada", añade.
¿Secuestrada?
La Guardia Civil también indagó en la posibilidad de que la mujer fuera secuestrada por alguien de fuera de Hornachos. La noche que desapareció Francisca, varios vecinos vieron un coche en actitud extraña a 350 metros del domicilio de la mujer: "Estábamos buscando a Francisca de madrugada y sobre las cuatro o cinco de la mañana vimos un vehículo oscuro, tipo ranchera, parado, con el motor encendido. El conductor, un hombre de unos cuarenta años, no era del pueblo. Mi hermano apuntó la matrícula y se la dio a la guardia civil", declaró uno de los vecinos ante los agentes, que comprobaron esa pista y descartaron que guardara relación con el caso.
En estos años, los investigadores han buscado a Francisca en el monte y en un pantano que hay a las afueras de Hornachos, sin éxito. También han abierto y registrado varias casas del pueblo, algunas de ellas con sótano, que están deshabitadas o cuyos dueños viven fuera.
Los vecinos, la mayoría agricultores y ganaderos, organizaron durante meses batidas rurales para revisar senderos alrededor de la localidad, ubicada en la ladera de una montaña, a los pies de un castillo árabe, y bordeada por un paisaje abrupto de olivos y encinas.
En estos años, los investigadores han buscado a Francisca en el monte y en un pantano que hay a las afueras de Hornachos, sin éxito. También han abierto y registrado varias casas del pueblo, algunas de ellas con sótano, que están deshabitadas o cuyos dueños viven fuera.
Los vecinos, la mayoría agricultores y ganaderos, organizaron durante meses batidas rurales para revisar senderos alrededor de la localidad, ubicada en la ladera de una montaña, a los pies de un castillo árabe, y bordeada por un paisaje abrupto de olivos y encinas.
Otra desaparecida
"La investigación no se llevó bien desde el principio. Creyeron que la desaparición de mi madre era voluntaria y en esos primeros momentos, los más importantes, se perdió mucho tiempo y se perdieron posibles pruebas", critica José Antonio. Su hermano Javier coincide con él y lamenta que siete años después no haya ningún avance en la investigación: "en el caso de nuestra madre lo único que ha pasado es el tiempo. No hay mente que aguante esta incertidumbre, nuestras constantes vitales siguen funcionando, pero nosotros estamos muertos emocionalmente", explican los dos jóvenes a este medio.
El marido de Francisca, Diego Meneses, y sus tres hijos, José Antonio, Javier y Diego, llevan años reclamando públicamente (recientemente lo han hecho en un documental) que se destinen más medios al caso y que este pase a manos de la UCO, sobre todo desde que la unidad de élite lograra resolver otra desaparición casi coincidente en el tiempo con la de la mujer, la de Manuela Chavero, en el pueblo vecino de Monesterio, a solo cincuenta kilómetros de Hornachos. "Una nueva mirada, nuevos investigadores que puedan ver algo que haya podido pasar desapapercibido hasta el momento". Ese era el deseo de los seres queridos de Francis. Ahora se hará realidad.
La UCO investiga el caso de Francisca Cadenas, desaparecida hace 7 años
La mujer salió de su vivienda un momento para acompañar a unos amigos hasta su coche, a 50 metros de su casa, y ya no volvió
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