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La Podología Forense: Ciencia, Historia y Aplicaciones en la Investigación Criminal

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La podología forense, también conocida como Medicina Podiátrica Legal y Forense, es una subdisciplina de las Ciencias Forenses que juega un papel fundamental en la identificación de personas mediante el análisis de huellas, patrones de pisada y características específicas de los pies. Aunque pueda parecer una disciplina poco convencional, su contribución en investigaciones criminales resulta clave para la justicia.

Esta disciplina se define como la aplicación del conocimiento y experiencia de la podología en la resolución de casos médico-legales, permitiendo localizar e identificar a un individuo en la escena de un crimen. Los podólogos forenses ayudan en la identificación de individuos relacionados con la escena del crimen a través del análisis de huellas desnudas, ropa, calzado y registros de cámaras de circuito cerrado (CCTV). Además, son responsables de la peritación de daños corporales en el tobillo y pie.

La podología forense se define como la aplicación de conocimientos y experiencia sólidos e investigados en podología en investigaciones forenses, para demostrar la asociación de un individuo con una escena del crimen, o para responder a cualquier otra pregunta legal relacionada con el pie o el calzado que requiera conocimiento del pie funcional (Vernon, McCourt, 1999). Los podólogos forenses ayudan en la identificación de los autores de delitos cuando se trata de huellas de pies descalzos, calzado y evidencia de CCTV. Su experiencia es necesaria en la evaluación de los efectos de la función del pie y la extremidad inferior, la evaluación y comparación del desgaste asociado con la interfaz pie/zapato y en las comparaciones que requieren tener en cuenta el tamaño del zapato. Además, los podólogos forenses comparan los patrones de marcha de los individuos capturados en CCTV con los de los presuntos delincuentes, y participan en la identificación de restos humanos a partir de la comparación de los pies de los fallecidos con los registros de podología de personas desaparecidas.

Mediante el estudio de las crestas papilares (lofoscopia), los dermatoglifos o huellas dactilares de dedos y plantas de los pies, así como la forma y profundidad de la pisada, la podología forense permite obtener información sobre el tamaño y peso de una persona, sus defectos al caminar, e incluso detalles del calzado, como marcas, logotipos, desgaste y otros elementos significativos. Este tipo de análisis puede determinar qué persona o personas participaron en un hecho delictivo, ya que las huellas de los pies son tan únicas como las huellas dactilares o el relieve de una oreja (otograma).

Los otogramas, o huellas de la oreja, constituyen otra técnica de identificación biométrica utilizada en Medicina Legal y Forense. Como indicó Enrique Villanueva Cañadas, la identificación de una persona implica determinar aquellos rasgos o cualidades que la distinguen de los demás, lo que incluye el uso de diversas técnicas en función del material de estudio. La identificación mediante otogramas permite distinguir a los individuos a partir del relieve único de sus orejas, una técnica que ha demostrado ser útil en distintos escenarios, desde la identificación de delincuentes hasta la investigación de cadáveres recientes y restos cadavéricos.

La lofoscopia, una herramienta fundamental en el campo de la criminalística, constituye un sistema de identificación eficaz a la hora de analizar huellas localizadas en el lugar de los hechos. Se basa en el estudio de los relieves o dibujos papilares localizados en los dedos, palmas de las manos y plantas de los pies de una persona. La lofoscopia se fundamenta en tres principios básicos: perennidad (las huellas perduran durante toda la vida), diversidad (no existen dos huellas idénticas) e inmutabilidad (las huellas no cambian a lo largo del tiempo). Dependiendo de la localización de los relieves papilares, la lofoscopia se divide en tres ramas: dactiloscopia (yemas de los dedos), quiroscopia (palmas de las manos) y pelmatoscopia (plantas de los pies).

Los dermatoglifos, definidos como los dibujos papilares localizados en los dedos, palmas de las manos y plantas de los pies, son elementos únicos y permanentes en cada persona, y juegan un papel esencial en la identificación biométrica. Los dermatoglifos son diversiformes, perennes e inmutables, y constituyen un método preciso y eficaz de identificación.

La papiloscopía, también conocida como levantamiento de huellas papilares, es la ciencia que identifica a una persona mediante los dibujos formados por las crestas y surcos papilares. Esta disciplina se divide en tres ramas: dactiloscopia (crestas y surcos formados en los pulpejos situados en la tercera falange de los dígitos), palametoscopia (crestas y surcos papilares situados en las palmas de las manos) y pelmatoscopia (crestas y surcos papilares situados en las plantas de los pies).

Las huellas de calzado, también conocidas como huellas de pisadas, son extremadamente informativas para el investigador forense. Cuando una persona camina, la suela del zapato recoge varios materiales, y estos materiales, al transferirse a otras superficies, crean una impresión que puede revelar el patrón de la suela. Estas huellas se encuentran comúnmente en superficies como alfombras, linóleo, papel, polvo y tierra, y pueden proporcionar información sobre la marca, el tipo, la descripción, el tamaño del calzado, así como sobre los patrones de uso y cualquier daño específico en los zapatos.

Hay tres tipos principales de huellas de zapatos:

  • Huellas patentes o visibles: Son aquellas que se producen cuando la suela transfiere materiales como pintura, sangre o barro a una superficie. Son visibles a simple vista y se pueden levantar utilizando técnicas similares a las de huellas dactilares.
  • Huellas plásticas: Se producen cuando un zapato se hunde en una superficie blanda como nieve, barro o arena, creando una impresión tridimensional. Estas huellas se conservan mediante fotografías o fundición con yeso dental.
  • Huellas latentes: No son visibles a simple vista y se producen en superficies duras como vidrio o hormigón. Se hacen visibles utilizando polvos especiales, productos químicos o técnicas de levantamiento electrostático.
La colaboración entre criminalistas y podólogos forenses es crucial en estas investigaciones. Mientras que los criminalistas se encargan del levantamiento de huellas en la escena del crimen, los podólogos analizan esas huellas y aportan dictámenes legales que sirven como soporte para la justicia y para las fuerzas de seguridad.

Las huellas de los pies son reflejos biomecánicos que se transfieren al suelo u otras superficies, proporcionando información desde su coloración y frescura (indicando si la persona caminó rápido o lento), hasta la dirección de su desplazamiento. Existen diferentes tipos de huellas que los podólogos forenses deben analizar:

  • Huellas visibles: Aquellas que quedan estampadas en superficies con características específicas, como barro blando o materiales poco compactos.
  • Huellas latentes: No visibles a simple vista y que requieren reactivos químicos para ser detectadas.
  • Huellas simuladas: Dejadas intencionalmente para confundir a los investigadores.
  • Huellas superpuestas: Aquellas que se solapan unas con otras, lo cual requiere un análisis cuidadoso de su secuencia.
  • Huellas seriadas: Estampadas por la misma persona en serie, cuya dirección, longitud y anchura deben ser evaluadas.
Para el revelado de huellas no visibles, se utilizan reactivos físicos y químicos. Los reactivos físicos son polvos que se adhieren a los residuos acuosos y grasos de las huellas, y se aplican mediante un plumón para hacerlas visibles. Los reactivos químicos se emplean cuando la huella es antigua, utilizando sustancias como vapores de yodo, nitrato de plata, ninhidrina, bisulfito de molibdeno, cianocrilato, violeta de genciana y deposición de metales al vacío para hacer visibles las huellas latentes.

La podología forense ha existido durante varios años, pero su consolidación formal ha sido reciente, gracias a las investigaciones llevadas a cabo en el campo y a su aceptación por parte de profesionales y juntas reguladoras. A pesar de ser una especialidad poco extendida, existen casos donde la podología forense ha sido determinante. Por ejemplo, en 1935, el investigador E. Muir escribió sobre el análisis de huellas plantares en un caso criminal. En los años cincuenta, el patólogo Sir Sidney Alfred Smith identificó a un ladrón en Falkirk (Escocia) gracias a sus defectos motrices. Más recientemente, en 1985, las huellas de zapatos ayudaron a resolver el asesinato de Vincent y Maxine Zazzara en California.

Smith también desarrolló una notable carrera como experto forense, documentada en su autobiografía "Mostly Murder", donde detalló muchos de sus casos. Uno de los ejemplos notables de la colección de armas de Smith es el hacha de mango corto usada en el asesinato de la esposa de John Maxwell Muir en 1933. Smith, como experto forense, determinó que el hacha encontrada correspondía a las lesiones en la víctima, lo que fue determinante para la condena de Muir, posteriormente reducida a homicidio culpable debido a un estado mental alterado por el alcohol.

El proceso de análisis de las huellas de los pies sigue un sistema riguroso de evaluación y comparación. Se cotejan huellas dubitadas (posibles culpables) con huellas indubitadas (personas investigadas), utilizando técnicas como la pedimetría, que mide y analiza la salud de los pies, y la pedigrafía, que analiza las huellas con un pedígrafo. Además, el análisis biomecánico permite identificar a un individuo a partir de los rasgos de su marcha.

Aunque la podología forense aún está en desarrollo comparado con otras ramas de la investigación criminal, queda clara su relevancia en la identificación de delincuentes y el esclarecimiento de crímenes. Sociedades como la Chartered Society of Forensic Sciences ofrecen certificados en competencias forenses, y la podología tiene representación en entidades como The International Association of Identification y el FBI, lo que subraya su potencial importancia en el campo de las Ciencias Forenses.

En resumen, la podología forense es una herramienta esencial dentro de la investigación criminal moderna. Aunque todavía en desarrollo, su capacidad para proporcionar evidencia única y detallada la convierte en una disciplina fundamental en la identificación de delincuentes y la resolución de casos complejos. La labor de expertos como Sir Sydney Smith demuestra la importancia de esta disciplina y su contribución significativa al campo de la ciencia forense.


Fuentes Consultadas:









 
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