El caso de los hermanos Menéndez, que conmocionó a Estados Unidos a finales de los 80, ha vuelto a estar en el centro del debate público debido al estreno de la serie de Netflix Monstruos: La historia de Lyle y Erik Menéndez. Esta serie, creada por Ryan Murphy, explora la trágica y compleja historia de Lyle y Erik, quienes en 1996 fueron condenados a cadena perpetua por el asesinato de sus padres, José y Kitty Menéndez. Sin embargo, casi 35 años después del crimen, nuevas pruebas han salido a la luz, lo que plantea la posibilidad de que los hermanos puedan ser liberados.
La noche del 20 de agosto de 1989, José y Kitty Menéndez estaban en el estudio de su mansión de Beverly Hills viendo televisión cuando sus hijos, armados con escopetas de calibre 12, les dispararon brutalmente. José recibió cuatro disparos, uno de ellos en la parte posterior de la cabeza, mientras que Kitty fue abatida con diez disparos, la mayoría en el rostro. Horas después, Lyle llamó al 911 sollozando, alegando que habían encontrado a sus padres muertos. Inicialmente, los hermanos no fueron considerados sospechosos; incluso se llegó a especular que la mafia había sido responsable del asesinato, dado el alto perfil de José Menéndez como ejecutivo de la industria del entretenimiento.
En los meses posteriores al crimen, los hermanos gastaron cerca de 700.000 dólares en artículos de lujo, incluyendo coches deportivos, relojes y ropa de alta gama, lo que levantó sospechas sobre su posible implicación en el asesinato. Durante las primeras investigaciones, en 1992, Lyle y Erik fueron señalados como los principales sospechosos. Sin embargo, fue la confesión de Erik a su psicólogo, Jerome Oziel, lo que provocó su arresto. La amante del psicólogo, Judalon Smyth, escuchó a través de la puerta la confesión de los hermanos, y más tarde reveló la existencia de grabaciones en las que ambos admitían haber matado a sus padres.
El juicio de los Menéndez fue transmitido a nivel nacional por Court TV, convirtiéndose en uno de los casos más seguidos de la década. La defensa, encabezada por la abogada Leslie Abramson, argumentó que los hermanos habían sufrido años de abusos físicos, emocionales y sexuales a manos de su padre, José Menéndez, y que actuaron en defensa propia. La narrativa presentada por la defensa fue que los hermanos, traumatizados por los abusos, temían por sus vidas y creían que sus padres iban a matarlos para evitar que revelaran los crímenes de su padre. Sin embargo, la fiscalía retrató a los hermanos como jóvenes privilegiados que asesinaron a sus padres para heredar su fortuna, utilizando como evidencia su comportamiento derrochador después de los asesinatos.
El caso dividió a la opinión pública. Los juicios, que se prolongaron entre 1993 y 1996, llevaron finalmente a la condena de Lyle y Erik por asesinato en primer grado. A pesar de los intentos de la defensa por alegar que los hermanos deberían haber sido condenados por homicidio en lugar de asesinato, el jurado optó por la cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional, descartando la pena de muerte. Durante el primer juicio, el jurado no llegó a un acuerdo, pero en el segundo juicio, celebrado en 1996, se desestimó la versión de los abusos por falta de pruebas contundentes, y los hermanos fueron finalmente condenados.
Sin embargo, el caso ha vuelto a resurgir en 2024 con la llegada de nuevas pruebas que podrían reescribir el destino de Lyle y Erik. Una de las pruebas clave es una carta que Erik escribió en 1988 a su primo Andy Cano, en la que describía los abusos sexuales que estaba sufriendo a manos de su padre. En la carta, Erik relataba su miedo y desesperación, indicando que su padre seguía abusando de él y que temía por su vida. Esta carta, que no fue presentada durante el juicio original, ha sido fundamental en la reciente solicitud de revisión del caso por parte de la defensa de los Menéndez.
Además de esta carta, otro testimonio ha ganado relevancia en los últimos años. Roy Rosselló, exintegrante de la banda juvenil Menudo, ha acusado a José Menéndez de haberlo violado cuando era adolescente, mientras José dirigía RCA Records, la discográfica que firmó con Menudo. Rosselló rompió su silencio en el documental de Peacock de 2023, Menéndez + Menudo: Boys Betrayed, en el que afirmó que fue drogado y abusado por José Menéndez. Este nuevo testimonio refuerza las afirmaciones de abuso sexual presentadas por Lyle y Erik durante su juicio y ha sido incluido en una petición de habeas corpus presentada por los abogados de los hermanos.
El fiscal de distrito de Los Ángeles, George Gascón, ha anunciado que su oficina está revisando estas nuevas pruebas para determinar si justifican una nueva sentencia o incluso un nuevo juicio. Gascón señaló que, en la actualidad, la sociedad tiene una comprensión mucho más profunda y empática sobre los efectos del abuso sexual, lo que podría haber influido en el veredicto si el juicio se hubiera celebrado hoy. La audiencia clave para evaluar las nuevas pruebas está programada para el 29 de noviembre de 2024, y podría marcar un punto de inflexión en el destino de los hermanos.
A lo largo de los años, el caso de los Menéndez ha sido objeto de numerosos documentales, libros y ahora series, siendo la más reciente la producción de Netflix Monstruos: La historia de Lyle y Erik Menéndez. Esta serie, protagonizada por Javier Bardem como José Menéndez y Chloë Sevigny como Kitty Menéndez, ha reavivado el interés público en el caso, no solo por la brutalidad del crimen, sino también por la posibilidad de que los "monstruos" en esta historia no sean los hermanos, sino su propio padre. En Monstruos, los actores Nicholas Chávez y Cooper Koch interpretan a Lyle y Erik Menéndez, mientras la serie explora las complejas dinámicas familiares y los abusos que, según la defensa, desencadenaron los asesinatos.
El renovado interés en el caso ha generado un intenso debate en redes sociales, especialmente en plataformas como TikTok, donde muchos usuarios abogan por la liberación de los hermanos, argumentando que no recibieron un juicio justo. Figuras públicas como Kim Kardashian también han intervenido, pidiendo que se reconsidere el caso de los Menéndez a la luz de las nuevas pruebas. Kardashian ha criticado la cobertura mediática sensacionalista que rodeó el juicio original, señalando que se trivializaron las denuncias de abuso y se ridiculizó el sufrimiento de los hermanos en programas como Saturday Night Live, lo que contribuyó a que no se les diera una oportunidad justa en los tribunales.
En los últimos años, los hermanos Menéndez han mantenido una conducta ejemplar en prisión. Lyle, quien obtuvo recientemente un título en sociología por la Universidad de California, Irvine, a través de un programa penitenciario, ha sido un preso modelo, al igual que su hermano Erik. En 2018, después de décadas separados en diferentes cárceles, Lyle fue trasladado a la misma prisión que Erik, lo que les permitió reencontrarse y mantener una relación cercana tras los muros.
Con el movimiento #MeToo y la mayor sensibilización sobre el abuso sexual, muchos han comenzado a reconsiderar la historia de los Menéndez. El periodista Robert Rand, quien ha seguido el caso durante más de 30 años, sostiene que los hermanos fueron víctimas de un sistema que no comprendió adecuadamente el impacto del abuso sexual en hombres. Rand, quien entrevistó a los miembros del jurado después del primer juicio, afirmó que todos los hombres votaron por asesinato, mientras que todas las mujeres optaron por homicidio involuntario, reflejando las diferencias en la comprensión de los abusos en ese momento.
El caso de los hermanos Menéndez sigue siendo una de las historias criminales más complejas y polarizantes de Estados Unidos. Mientras las nuevas pruebas se revisan y se acerca la audiencia de noviembre, la posibilidad de que Lyle y Erik sean liberados después de más de 30 años tras las rejas parece más real que nunca.
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