El caso de Pablo Ibar es uno de los más controvertidos y largos en la historia judicial de Estados Unidos, marcado por acusaciones de errores procesales y pruebas insuficientes. Ibar fue condenado inicialmente a la pena de muerte por un triple asesinato ocurrido en 1994, una condena que siempre ha negado y que ha enfrentado en tres juicios diferentes a lo largo de los años.
El crimen en cuestión ocurrió el 26 de junio de 1994, cuando dos individuos irrumpieron en la residencia de Casimir Sucharski, un propietario de un club nocturno, donde también se encontraban dos modelos. El ataque fue captado por una cámara de seguridad instalada en la vivienda, y en las imágenes se ve a uno de los asaltantes, quien accidentalmente mostró su rostro al quitarse la camiseta con la que cubría su cabeza. Posteriormente, el vehículo de la víctima fue hallado calcinado a varios kilómetros del lugar del crimen.
Pablo Ibar fue detenido 19 días después por un incidente no relacionado, pero en la comisaría se le identificó como uno de los asaltantes tras compararse su rostro con las imágenes de la cámara de seguridad. Sin embargo, la defensa de Ibar ha sostenido a lo largo de los años que la investigación policial fue deficiente, omitiendo varias pistas y elementos de prueba que podrían haberle exonerado.
En su primer juicio, celebrado en 1998, el veredicto fue declarado nulo, pero en un segundo juicio en 2000, Ibar fue condenado a la pena de muerte. Durante este proceso, su defensa fue cuestionada por deficiencias significativas, incluido el cambio de abogado a mitad del juicio debido a la detención de su letrado por agresión. A pesar de que el ADN encontrado en la camiseta utilizada por el asaltante no coincidía con el de Ibar, fue sentenciado.
Tras años de apelaciones, el Tribunal Supremo de Florida anuló la condena en 2016, argumentando que las pruebas en su contra eran "escasas" y "débiles". No obstante, en un tercer juicio realizado en 2019, Ibar fue nuevamente declarado culpable, aunque esta vez se le condenó a cadena perpetua en lugar de la pena de muerte. La nueva prueba presentada fue una pequeña muestra de ADN encontrada en la camiseta del asaltante, pero la defensa alegó que se trataba de una contaminación, ya que la cantidad era ínfima y no concordaba con la manera en que se utilizó la prenda durante el crimen.
La defensa también ha denunciado la falta de imparcialidad del juez y la desaparición de cintas de vídeo que podrían haber sido clave para la investigación, así como la falta de investigación de otras pistas que señalaban posibles conexiones con la mafia y amenazas previas contra la víctima. Un perito en reconocimiento facial incluso testificó que era imposible determinar que la imagen captada en el vídeo fuera la de Pablo Ibar.
A pesar de las numerosas irregularidades señaladas por la defensa, el veredicto final fue devastador para Ibar y su familia. Su esposa, Tanya Ibar, ha descrito la última condena como un golpe que les "arrebató el aliento". A lo largo de 25 años, Pablo Ibar ha mantenido su inocencia, pero la lucha para revertir su condena continúa en un sistema judicial que, según su defensa, ha fallado en garantizar un juicio justo.
La desolación de la defensa de Pablo Ibar ante su última condena: "Hubo muchas pistas que la policía no investigó"
Pablo Ibar siempre ha negado ser el autor del triple asesinato del que se le acusa. Se ha sometido a tres juicios, el primero fue declarado nulo, e
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