La muerte de Déborah Fernández-Cervera, la joven viguesa desaparecida en 2002, ha sido oficialmente clasificada como un homicidio por el Juzgado de Instrucción número 2 de Tui. Esta decisión rechaza la petición del exnovio de la víctima, Pablo P.S.L., único investigado en el caso, quien solicitó que la muerte fuera considerada como "indeterminada". A pesar de la falta de pruebas concluyentes contra él, la jueza ha decidido mantener la clasificación de homicidio, cerrando así el procedimiento que, sin embargo, sigue archivado provisionalmente.
Contexto de la Desaparición y Muerte
Déborah Fernández-Cervera, de 21 años, desapareció el 30 de mayo de 2002 tras salir de su casa en Vigo para hacer deporte. Su cuerpo fue hallado diez días después en una cuneta en O Rosal, a 40 kilómetros de su domicilio, desnudo y rodeado de pistas falsas. Desde el principio, la investigación ha estado marcada por una serie de irregularidades y críticas por parte de la familia de la víctima, quienes han calificado la gestión del caso como un "cúmulo de chapuzas".
La investigación inicial no arrojó resultados concluyentes y, en 2010, a pesar de un informe policial que señalaba al exnovio de Déborah como principal sospechoso, el caso fue archivado. La familia, sin embargo, continuó presionando para que se hiciera justicia, lo que llevó a la reapertura del caso en 2019.
Investigación, Archivo y Reapertura del Caso
Tras la reapertura del caso en 2019, se llevaron a cabo nuevas diligencias, incluyendo la exhumación del cuerpo de Déborah y la inspección de un arcón congelador que perteneció al exnovio, Pablo P.S.L. Sin embargo, estos procedimientos no arrojaron resultados positivos para la investigación. Además, el análisis del teléfono móvil de Déborah, que fue encontrado en 2018 en dependencias policiales sin tarjeta SIM, tampoco ofreció información relevante para esclarecer los hechos.
En 2022, casi 20 años después de la muerte de Déborah, Pablo P.S.L. fue citado como investigado, proclamando su inocencia en su comparecencia ante el juzgado. No obstante, la falta de pruebas contundentes llevó a la jueza a archivar provisionalmente el caso en junio de 2024. En su resolución, la jueza argumentó que "ni los testimonios recabados, ni la práctica de la exhumación del cuerpo de la víctima, ni la inspección de un arcón congelador propiedad en su día del investigado" permitieron obtener evidencias sólidas que sustentaran una imputación clara.
Otro elemento crucial en la decisión de archivar el caso fue el resultado de las pruebas de ADN realizadas sobre restos de semen hallados en la vagina de la víctima, así como en un pañuelo y un preservativo encontrados junto al cuerpo. Estas muestras no coincidieron con el ADN de Pablo P.S.L., lo que complicó la posibilidad de establecer una conexión directa entre él y el crimen.
La Petición del Exnovio y la Respuesta del Juzgado
En un intento por limpiar su imagen, Pablo P.S.L. solicitó al juzgado que la muerte de Déborah fuera declarada como "indeterminada", es decir, que no se concluyera oficialmente que se trató de un homicidio. Esta petición fue interpretada por la familia de Déborah como una "artimaña" del investigado para desvincularse del caso.
El Juzgado de Instrucción número 2 de Tui rechazó esta solicitud, manteniendo que la muerte de Déborah fue un homicidio. Esta decisión se basa en el análisis del conjunto de pruebas, aunque insuficientes para una imputación formal, que sugieren que la muerte de la joven no fue accidental ni natural, sino que fue causada por la intervención de otra persona.
Críticas a la Investigación
La familia de Déborah ha sido muy crítica con la manera en que se ha llevado a cabo la investigación desde el inicio. Han denunciado una serie de fallos graves y decisiones inexplicables, como la demora en investigar el teléfono móvil de Déborah, que permaneció sin examinar durante años. Además, cuestionan por qué no se inspeccionó el coche de Pablo P.S.L. en su momento, o por qué en el listado de llamadas del teléfono de Déborah aparecen casi treinta huecos en blanco, sin que se haya indagado en su origen.
El informe policial de 2010, elaborado tras cambios en el equipo de investigación, señalaba al exnovio de Déborah como principal sospechoso debido a su vinculación con la desaparición y muerte de la joven. Sin embargo, ese mismo año, el juzgado decidió archivar el caso, argumentando la falta de pruebas concluyentes. La reapertura del caso en 2019 dio nuevas esperanzas a la familia, pero hasta la fecha, no ha sido posible reunir las evidencias necesarias para proceder con una acusación formal.
Situación Actual y Futuro del Caso
A pesar de que el caso ha sido archivado provisionalmente, la clasificación de la muerte de Déborah como un homicidio implica que el caso podría ser reabierto si en el futuro se encuentran nuevas pruebas. La familia de Déborah continúa buscando justicia y ha manifestado su deseo de que las investigaciones continúen hasta que se esclarezcan completamente los hechos y se identifique al responsable.
El caso de Déborah Fernández-Cervera sigue siendo un ejemplo de los desafíos y complicaciones que pueden surgir en las investigaciones criminales, especialmente cuando se cometen errores en las fases iniciales. La falta de avances concretos en este caso, a pesar de la clasificación de homicidio, deja muchas preguntas sin respuesta y mantiene abierta la herida para la familia, que sigue clamando por justicia.
Mientras tanto, el exnovio de Déborah, que ha sido el único investigado en el caso, mantiene su inocencia. La reciente decisión judicial de no declarar la muerte como indeterminada refuerza la gravedad del caso, aunque el camino hacia una resolución definitiva parece aún lejano.