La historia judicial que conmocionó a Estados Unidos vuelve a dar un giro
Lyle y Erik Menéndez, condenados por el asesinato de sus padres en su casa de Beverly Hills en 1989, podrían quedar en libertad tras pasar más de 35 años en prisión. La decisión se produce tras un fallo emitido este martes por el juez Michael Jesic en Los Ángeles, quien sustituyó sus penas de cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional por una sentencia de entre 50 años y cadena perpetua. Esto los hace inmediatamente elegibles para solicitar la libertad condicional.
La audiencia judicial y el cambio de rumbo
Durante la audiencia celebrada en la Corte de Los Ángeles, ambos hermanos comparecieron por videoconferencia y asumieron la plena responsabilidad de los crímenes. Lyle, de 57 años, expresó: «Asumo toda la responsabilidad de todas mis decisiones... la decisión de apuntarle un arma a mi mamá y a mi papá... la decisión de recargar... la decisión de correr, esconderme y hacer todo lo posible para escapar». Erik, de 54, afirmó: «No tengo excusa ni justificación. Disparé cinco tiros a mis padres y fui a buscar más munición. Mentí a la policía y a mi familia. Lo siento mucho».
El juez Jesic declaró que no cree que representen un riesgo irrazonable para la sociedad y destacó que han hecho lo suficiente en estas décadas como para tener derecho a una oportunidad de libertad. El 13 de junio está prevista una audiencia ante la junta de libertad condicional del estado de California, que deberá evaluar su elegibilidad. La decisión final estará en manos del gobernador Gavin Newsom, quien puede ratificar, revertir o modificar la resolución.
El crimen y las nuevas interpretaciones
El 20 de agosto de 1989, Lyle y Erik asesinaron a sus padres, José y Kitty Menéndez, mientras estos veían la televisión en su salón. Dispararon con escopetas y trataron de encubrir el crimen, alegando primero un ataque de la mafia. La versión cambió varias veces hasta que Erik confesó los asesinatos a su terapeuta.
Durante los juicios de los 90, la fiscalía mantuvo que el crimen fue motivado por la codicia, ya que los hermanos comenzaron a disfrutar de la fortuna familiar poco después del asesinato. Sin embargo, la defensa alegó que actuaron en defensa propia tras sufrir abusos sexuales, psicológicos y físicos por parte de su padre, con el consentimiento pasivo de su madre. Estas alegaciones fueron desacreditadas entonces, pero con el paso del tiempo y el cambio de sensibilidad social respecto a las víctimas de abuso, han sido reexaminadas bajo una nueva luz.
Cartas de familiares que vivieron de cerca la situación han sido presentadas como nuevas pruebas, y un juez retirado testificó a su favor, indicando fallos en la investigación original y en la aplicación de la ley.
Apoyo y oposición familiar e institucional
Entre los testimonios más destacados está el de Anamaria Baralt, prima de los Menéndez, quien afirmó que "son hombres diferentes" y que su familia les ha perdonado universalmente. También se pronunció Diane Hernández, sobrina de Kitty Menéndez, describiéndolos como «seres humanos extraordinarios» y asegurando que no representan ningún riesgo.
El ex fiscal George Gascon había respaldado la reducción de la condena. Sin embargo, el nuevo fiscal jefe Nathan Hochman se opuso, insistiendo en que los hermanos nunca han aceptado plenamente la magnitud de sus actos ni han dejado de mentir. «Nuestra posición no es no o nunca... aún no lo es», declaró Hochman durante la audiencia.
Por su parte, el abogado de los Menéndez, Mark Geragos, acusó a la fiscalía de querer reabrir un caso ya juzgado y afirmó que la redención es posible. En sus palabras: «El único asunto a tratar es si los acusados cometerán un crimen grave en caso de ser liberados».
El impacto de la cultura popular y los nuevos vientos sociales
En los últimos años, el caso ha recobrado notoriedad gracias a la miniserie de Netflix Monstruos: La historia de Lyle y Erik Menendez y diversos documentales que han llevado el caso a una nueva generación de espectadores. El interés renovado y una mayor comprensión de las consecuencias del abuso sexual han influido en el debate público sobre su posible liberación. Celebridades como Kim Kardashian han mostrado su apoyo a su causa.