En los casos criminales, la explicación más sencilla suele ser la más probable, pero... ¿siempre es así?
Los términos Loan y Ockham suenan parecido -tienen las mismas vocales-, pero podríamos relacionarlos por algo más. Loan es un nene perdido hace cinco semanas, ya transformado en caso criminal.
Los casos criminales toman los nombres de las víctimas. El caso Cabezas, el caso María Soledad, el caso Nisman. Ahora, el caso Loan.
Ockham es un pequeño pueblo inglés ubicado una hora al sur de Londres.
Allí vivió, en la Edad Media, un fraile filósofo llamado William, que pasaría a la historia como Guillermo de Ockham no por su labor eclesiástica sino por elaborar un principio de reduccionismo metodológico utilizado desde entonces en todo tipo de ciencias, incluyendo la Criminología.
El principio se conoce como “La navaja de Ockham” y se enuncia así: “En igualdad de condiciones, la explicación más simple suele ser la más probable”.
Significa que cuando de los mismos hechos se desprenden varias hipótesis, la explicación más sencilla tiene más probabilidades de ser correcta que la compleja.
En ciencia, se lo conoce también como principio de parsimonia.
La “navaja” del fraile Guillermo sufrió todo tipo de refutaciones a lo largo de la historia, aunque él mismo había aclarado que, como toda ley de probabilidad, la explicación más simple siempre es la más factible pero no necesariamente la verdadera.
Si la explicación sencilla no tiene pruebas y la compleja sí, será la excepción a la regla de la navaja.
Hay muchas excepciones a lo largo de la historia, pero ¿cuál sería la navaja de Ockham del caso Loan?
La explicación más sencilla es la que ya se descartó: el nene se perdió y cayó a un pozo o lo atacó un animal.
Esto es imposible porque lo único probado en el caso es que su zapatilla fue puesta adrede en un lodazal justamente para que pareciera lo que no fue.
Quienes tenían la zapatilla tuvieron a Loan, de modo que el nene no se perdió.
Si no se perdió, se lo llevaron.
De este punto preciso se abren una nueva hipótesis sencilla y otra compleja.
La sencilla es la del accidente: un invitado al almuerzo se va apurado para ver a River. Bebió de más. Ofuscado por la demora de su mujer, que está juntando mandarinas, arranca sin ver a un nene de 5 años frente al paragolpes derecho, del lado del acompañante.
Siente el impacto, baja, ve al nene inconsciente -quizá lo mató-, lo sube a la caja cerrada y se va con su mujer, una funcionaria del pueblo a quien el comisario local llama “jefa”.
Arreglan encubrir el episodio sacándole una zapatilla al nene y tirándola en el campo para simular que se perdió y ellos, o terceros, se deshacen del cuerpo. Fin.
Problemas: la hija de Laudelina (la tía de Loan que contó esto) dice que lo hizo porque le ofrecieron una casa, un auto y una moto.
Real o no, esa línea es una sombra para el poder en la provincia: el gobernador Valdés ya echó a su ministro de Seguridad y su principal ladero político, el senador provincial Diego Pellegrini, podría ser citado por aquella maniobra, anticipada por Clarín el 3 de julio pasado.
A la hipótesis del accidente sólo le queda el ADN de un varón en la camioneta, en el lugar del presunto impacto.
Si no es de Loan, el fraile William no cerraría el caso.
Quizá la explicación sencilla tenga otra variante. Otro delito contra el nene cometido allí mismo.
La hipótesis compleja es que se llevaron a Loan vivo para entregarlo a terceros, pero aún falta información para especular cómo habría sido posible esta maniobra.
¿Podrá haber algo de luz sobre ese sinuoso camino con estas nuevas indagatorias que se vienen a todos los detenidos?
Una sucesión de hechos -testimonios más entrecruzamientos telefónicos- podría apuntarle a Benítez, la pareja de Laudelina que coleccionaba fotos de chicos de la edad de Loan en su página de Facebook.
Con lo disponible, no es “fácil” pensar en cómo se robaron al nene, lo trasladaron y lo entregaron a una organización mayor como una red de trata, en una operación que exigiría una cadena de postas mínimamente organizada.
Esta hipótesis tiene el lógico aval de la familia (si lo robaron, Loan seguiría vivo) y la incomodidad del poder provincial: hay un comisario y una funcionaria detenidos que, bien mirados, son la Policía y la política involucradas en el espanto, por más locales que sean.
El caso Loan y la hipótesis de la navaja
En los casos criminales, la explicación más sencilla suele ser la más probable, pero... ¿siempre es así?
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