Este martes se cumplen trece años del asesinato de Ruth y José, dos niños de apenas seis y dos años, respectivamente, que fueron asesinados por su padre, José Bretón, en la finca de Las Quemadillas en Córdoba. Este caso conmocionó a toda España y se convirtió en un doloroso símbolo de la violencia vicaria, un término que entonces aún no formaba parte del debate público. Hoy, años después, las consecuencias y el impacto de ese atroz crimen continúan resonando en la sociedad española.
Desarrollo de los Hechos
El 8 de octubre de 2011, José Bretón tenía planeado pasar el fin de semana con sus hijos en Córdoba. Desde su separación de Ruth Ortiz, había mostrado un comportamiento cada vez más errático y obsesivo. Ese sábado, Bretón recogió a los pequeños de la casa de su madre en Huelva y los llevó a Córdoba. Horas más tarde, en un tono frío y meticuloso, llamó a los servicios de emergencia denunciando la desaparición de los pequeños en la Ciudad de los Niños, un parque muy conocido en Córdoba. Sin embargo, desde un primer momento, los investigadores percibieron irregularidades en su versión de los hechos.
Las primeras versiones que ofreció Bretón a la policía fueron inconsistentes y presentaban demasiadas lagunas. Durante la búsqueda inicial en la finca de Las Quemadillas, propiedad de su familia, se encontraron restos óseos junto a una hoguera apagada. Increíblemente, el primer análisis forense concluyó que estos restos pertenecían a un animal, lo que permitió a Bretón mantener su versión de una supuesta desaparición de los niños en el parque. Este error fue un punto clave que obstaculizó la resolución rápida del caso y prolongó el sufrimiento de la familia.
A pesar de que José Bretón seguía negando su implicación en la desaparición de sus hijos, las autoridades no dejaron de investigar. Su comportamiento frío y sus declaraciones plagadas de inconsistencias despertaron cada vez más sospechas. Tres días después de la desaparición, el 18 de octubre de 2011, Bretón fue detenido y posteriormente ingresó en prisión provisional, acusado de detención ilegal de menores y simulación de delito. La investigación policial se enfocó en los movimientos de Bretón durante los días previos y en las cámaras de seguridad del parque y de otras áreas, que demostraron que su relato no era consistente con la realidad.
El Fallo en la Identificación de los Restos y el Papel de la Familia
Los restos encontrados en la hoguera de Las Quemadillas, inicialmente clasificados como huesos de animal, fueron el centro de un error que prolongó el caso durante meses. Fue gracias a la insistencia de la familia materna de los niños que se reabrió la investigación sobre estos restos. En julio de 2012, el prestigioso forense Francisco Etxeberría fue consultado y realizó una nueva evaluación que confirmó lo que la familia ya sospechaba: los restos pertenecían a dos niños. Este descubrimiento cambió el rumbo de la investigación y llevó finalmente a la detención formal de Bretón por dos delitos de asesinato.
Los detalles revelados por la investigación fueron espeluznantes. José Bretón había planeado el asesinato de sus hijos como un acto premeditado de venganza contra su exmujer, Ruth Ortiz. En las semanas previas al crimen, Bretón había adquirido tranquilizantes y combustible, y había recolectado leña en la finca de sus padres. Su intención era dormir a los niños con los tranquilizantes y luego quemarlos en la hoguera que había preparado. Según declaraciones posteriores y testimonios recogidos en el juicio, Bretón quería infligir el mayor dolor posible a Ruth Ortiz, utilizando a los hijos de ambos como instrumento para causarle daño.
El Juicio y la Condena
El juicio contra José Bretón se celebró en la Audiencia Provincial de Córdoba en junio de 2013, y fue seguido de cerca por la prensa y la opinión pública. Bretón siempre mantuvo su inocencia, insistiendo en que sus hijos habían desaparecido en el parque, pero las pruebas en su contra eran abrumadoras. Un tribunal popular consideró a Bretón culpable de la muerte y desaparición de sus hijos, motivada por su sed de venganza contra su mujer. Fue condenado a 40 años de prisión por el asesinato de los pequeños Ruth y José. Sin embargo, la legislación vigente en ese momento establecía un límite de cumplimiento efectivo de 25 años, ya que la figura de la prisión permanente revisable aún no existía.
En el juicio, Ruth Ortiz definió a José Bretón como un hombre controlador, machista, celoso y obsesivo. También habló sobre el maltrato psicológico que había sufrido a lo largo de su relación. La separación de la pareja, iniciada en 2011, fue el detonante que desencadenó el terrible plan de Bretón. La investigación reveló que Bretón incluso había realizado pruebas de su coartada días antes del asesinato, abandonando a sus sobrinos en un parque para observar el protocolo de búsqueda y las reacciones.
La Vida de José Bretón en Prisión
Desde 2016, José Bretón cumple su condena en la prisión Herrera de la Mancha, en Ciudad Real. Su estancia en prisión ha estado marcada por el aislamiento y la falta de interacción con otros reclusos. Tras su ingreso en prisión provisional, Bretón pasó por varias cárceles, incluyendo la prisión provincial de Alcolea (Córdoba), Jaén y Villena (Alicante). Debido a su notoriedad pública y el riesgo que esto implicaba para su seguridad, fue trasladado a Herrera de la Mancha, donde permanece actualmente. Las fuentes penitenciarias han señalado que Bretón es un preso que evita relacionarse con otros internos y no participa en ninguna actividad grupal.
A lo largo de estos años, Bretón ha protagonizado dos intentos de suicidio. El primero ocurrió en 2012, antes de conocer la sentencia. Utilizó una cuchilla de afeitar para hacerse cortes en el antebrazo y el hombro, aunque las heridas no fueron profundas. El segundo intento tuvo lugar en 2016, ya en Herrera de la Mancha, cuando intentó cortarse el cuello. Debido a estos intentos, Bretón ha estado recluido en la enfermería de la prisión bajo constante vigilancia. Fuentes penitenciarias confirman que ha estado en el módulo 2 de respeto durante un tiempo, pero tras finalizar las obras en la enfermería volvió a ser trasladado allí. Su situación actual en prisión se caracteriza por el aislamiento y la vigilancia constante debido al riesgo de que intente quitarse la vida nuevamente.
El Impacto en Ruth Ortiz
Ruth Ortiz, la madre de los pequeños, ha vivido estos años alejada de la atención mediática, intentando rehacer su vida después del trágico asesinato de sus hijos. Según sus propias declaraciones, ha tenido que utilizar un apellido diferente para evitar ser reconocida y proteger su privacidad. Ruth ha hablado en diversas ocasiones sobre la ayuda psicológica que ha necesitado para poder continuar adelante. "Estos días, la verdad, son bastante duros. Es inevitable recordar los momentos previos, el día que fueron los hechos, y son días especialmente más dolorosos que el resto", afirmó recientemente en una entrevista.
Ruth Ortiz también expresó que "ya le tengo miedo a pocas cosas. Algo peor de lo que me ha pasado no me va a poder pasar en la vida". Sin embargo, destacó que quisiera ser informada si Bretón obtiene permisos penitenciarios, para tomar sus propias precauciones: "No sé qué se le puede pasar por la cabeza, qué planes tiene". A pesar de todo el dolor, Ruth ha encontrado cierta fortaleza apoyando a otras madres que sufren violencia vicaria. Ha denunciado cómo algunos padres utilizan la custodia de los hijos para seguir maltratando psicológicamente a sus exparejas, convirtiéndose así en un referente en la lucha contra la violencia vicaria en España.
Violencia Vicaria y Repercusiones Sociales
El asesinato de Ruth y José fue uno de los primeros casos de violencia vicaria en España que tuvo una amplia repercusión mediática y ayudó a visibilizar esta forma de violencia. La violencia vicaria es aquella que ejerce un hombre sobre una mujer utilizando a los hijos u otros seres queridos como medio para infligir dolor. En 2011, ni la expresión "violencia vicaria" ni la figura de la "prisión permanente revisable" formaban parte del discurso cotidiano en España. Sin embargo, el horror y la indignación que generó este caso contribuyeron a visibilizar las grietas del sistema de protección a las víctimas y la necesidad de definir nuevas herramientas legales y sociales para combatir este tipo de violencia.
Desde entonces, se ha avanzado en la legislación para proteger mejor a las víctimas de la violencia de género y de la violencia vicaria. Sin embargo, como ha señalado Ruth Ortiz, aún hay muchas mujeres que sufren violencia psicológica y que ven cómo sus agresores utilizan la custodia de los hijos para seguir ejerciendo el control y el abuso. Ruth ha denunciado que algunos padres logran quitar la custodia a las madres bajo argumentos falsos, como el llamado "síndrome de alienación parental", lo cual, según ella, es otra forma de ejercer violencia vicaria.
El Relato de José Bretón
A lo largo de todos estos años, José Bretón no ha mostrado signos de arrepentimiento ni ha admitido su culpabilidad. Durante el juicio y los años posteriores, se ha declarado inocente y ha mantenido la versión de que sus hijos desaparecieron en el parque. Sin embargo, durante su reclusión, algunos internos y fuentes penitenciarias han afirmado que Bretón llegó a confesar que había matado a sus hijos para infligir el mayor dolor posible a su exmujer. Esta supuesta confesión, que nunca fue formalizada ante las autoridades, concuerda con el perfil controlador y vengativo que se fue construyendo de Bretón a lo largo de la investigación y del juicio.
La vida de Bretón en prisión ha estado marcada por el aislamiento, tanto por el riesgo de ataques por parte de otros presos como por su propia actitud hacia el resto de los internos. Las fuentes penitenciarias han indicado que Bretón no es un preso problemático, pero su presencia en la cárcel está marcada por la soledad. Es vigilado constantemente debido al riesgo de suicidio y evita participar en cualquier actividad grupal. Algunos informes indican que otros presos sienten hostilidad hacia él debido a la naturaleza de su crimen, lo cual también ha contribuido a su situación de aislamiento.
Conclusión del Juicio y Sentencia
El juicio de José Bretón fue seguido de cerca por millones de personas en toda España y marcó un antes y un después en la forma en que se percibe la violencia vicaria en el país. La sentencia de la Audiencia Provincial de Córdoba condenó a Bretón a cumplir 40 años de prisión, aunque, debido a la legislación vigente, el límite de cumplimiento efectivo quedó en 25 años. El tribunal consideró probado que Bretón había asesinado a sus hijos con el único propósito de causar el mayor dolor posible a su expareja, Ruth Ortiz.
Caso Bretón: 13 años sin los pequeños Ruth y José, un crimen que conmocionó a España
Corría el año 2011 cuando toda España enmudecía al conocer el terrible parricidio que se acababa de cometer en Córdoba. El conocido como caso Bretón
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Ruth Ortiz: 'Ya le tengo miedo a pocas cosas'
Al ser consultada por una posible salida de Bretón de la cárcel, la madre de Ruth y José afirma que 'ya le tengo miedo a pocas cosas, pero querría que me avisaran para tomar mis precauciones'
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