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El carpintero asesino que descuartizaba a sus víctimas y arrojaba los restos a los canales de Europa

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John Sweeney desmembraba los cuerpos con una destreza perturbadora y los empaquetaba en bolsas de residuo

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En el tranquilo vecindario de Hackney, en Londres, vivía un hombre con una apariencia de vida normal. John Sweeney, un carpintero de mediana edad, era un rostro recurrente en la comunidad. Aquellos que lo conocían veían en él a una persona trabajadora y amable, dedicada a su oficio. Sin embargo, detrás de esa fachada de vecino común, se ocultaba un oscuro secreto que incluso sus conocidos más cercanos no hubiesen podido imaginar.


Sweeney nació en 1956 en Liverpool y desde joven había aprendido el oficio de la carpintería. Su habilidad para trabajar con madera le dio una profesión estable, pero su vida personal era un intrincado entramado de sombras y violencia. Desde joven, mostraba señales de comportamientos agresivos, aunque muchos de estos incidentes se pasaban por alto en su comunidad.

La primera víctima: Melissa Halstead​

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Fotógrafa estadounidense, Melissa Halstead desapareció en 1990. Sus restos desmembrados fueron descubiertos en un canal de Róterdam años después (Captura de YouTube)

Melissa Halstead fue una de sus primeras víctimas documentadas. Melissa era una talentosa fotógrafa estadounidense que había llegado a Europa buscando aventuras y nuevas oportunidades. Melissa y Sweeney se conocieron y comenzaron una relación que, al principio, parecía prometedora. Sin embargo, la relación rápidamente se volvió turbulenta y llena de conflictos. La violencia y los celos brotaban con facilidad en él, que creaba una atmósfera de temor y amenaza constante.
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En 1990, Melissa desapareció misteriosamente, dejando a sus amigos y familiares desconcertados y preocupados. No hubo cartas, llamadas, ni señales de vida. No fue hasta mucho después que sus restos desmembrados fueron descubiertos en un canal de Róterdam, Holanda. El hallazgo fue macabro, y la descomposición del cuerpo complicó la identificación inicial. La Policía no tenía pistas sobre el responsable de tan atroz crimen y el caso de Melissa quedó sin resolver por muchos años, siendo solo el comienzo de una serie de horrores.

La segunda víctima: Paula Fields​

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Paula Fields, cuya vida fue truncada violentamente, desapareció en el año 2000 y sus restos desmembrados fueron hallados en el Regent's Canal de Londres en 2010 (Captura de YouTube)

Con el paso de los años, John continuó con su vida en Londres y mantuvo la apariencia de hombre trabajador y normal. Pocas personas podrían haber imaginado que él era responsable de un crimen tan horrible. En algún momento, conoció a Paula Fields, una mujer con la que inició otra relación. Pero, como en el caso de Melissa, la violencia no tardó en manifestarse.
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Paula pronto se encontró atrapada en una relación marcada por el miedo y la agresión. A pesar de las señales de advertencia, Paula no tenía dónde acudir. En el año 2000, la situación alcanzó un punto crítico y Paula desapareció. En 2010, una década después de la tragedia de Melissa, los restos desmembrados de Paula fueron hallados en el Regent’s Canal de Londres. La similitud en la manera en que los cuerpos de ambas mujeres habían sido mutilados y desechados llamó la atención de la Policía de ambos países, que comenzaron a sospechar quelos crímenes podían estar relacionados.

La metodología y los sinestros hábitos​

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Finalmente quizás realizar estas pinturas fue un error para la dinámica y los objetivos del asesino en serie (Captura de YouTube)

John Sweeney, conocido por su habilidad con las herramientas de carpintería, utilizaba estos conocimientos para cometer sus crímenes con precisión macabra. Desmembraba los cuerpos de sus víctimas con una destreza perturbadora, empaquetándolos en bolsas para arrojarlos en canales. Era meticuloso en su proceder, lo que dificultaba en gran medida la labor de las autoridades para seguir su rastro.

Además, el asesino en serie dejaba pruebas perturbadoras de sus crímenes en forma de obras de arte. Dibujos inquietantes y bocetos macabros, que él mismo creaba, eran sus trofeos personales. Cada dibujo contenía pistas y simbologías relacionadas con sus asesinatos, dejando un rastro oscuro de su obsesión y sus crímenes. Sin embargo, estos no fueron descubiertos sino hasta mucho después de su arresto.

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Este asesino en serie dejaba pruebas de sus asesinatos en sus pinturas (Captura de YouTube)

Sus técnicas incluían la violencia física y el control psicológico. Creaba una red de control que atrapaba a sus parejas, aislándolas de sus círculos sociales y familiares. Este control absoluto le permitía actuar con impunidad, que convencía a sus víctimas de que no tenían salida.

La captura de John Sweeney no fue una tarea sencilla. En 2001, fue arrestado por posesión de armas, pero en ese momento, no recaían sobre él las sospechas de los asesinatos. Cuando fue detenido, se encontró en posesión de cuchillos, un machete y varias pistolas. Estos hallazgos sumaron a su perfil de peligroso. Durante las investigaciones, las autoridades comenzaron a atar cabos y descubrieron que John tenía un patrón de violencia en sus relaciones sentimentales. La crueldad que marcaba sus crímenes parecía indicar que podía haber más víctimas. Un sospechoso con un historial de agresividad en sus relaciones personales pronto se convirtió en el principal objetivo de la Policía.

La sobreviviente: Delia Balmer​

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Paula Fields, cuya vida fue truncada violentamente, desapareció en el año 2000 y sus restos desmembrados fueron hallados en el Regent's Canal de Londres en 2010 (Captura de YouTube)

Una de las mujeres que sobrevivió para contar su historia fue Delia Balmer, una enfermera que conoció a Sweeney en 1991. Lo que inicialmente fue un encuentro fortuito y desenfadado, rápidamente se convirtió en una pesadilla. La relación estuvo plagada de episodios violentos, que culminó en un brutal ataque en 1994, en el que Sweeney intentó matarla. En esa ocasión, la atacó con un hacha, dejándola gravemente herida, pero increíblemente, ella logró escapar con serias heridas físicas y psicológicas y su testimonio más tarde sería crucial para las investigaciones. Su historia fue un faro de esperanza y fortaleza en medio de tanta oscuridad y brutalidad.

La rueda de la justicia: el juicio y la condena​

El desenlace de esta larga historia de horror llegó en 2011. Cerca del tribunal de Old Bailey en Londres, las autoridades capturaron a John Sweeney, quien intentó resistirse al arresto. En su departamento, la Policía encontró armas cargadas y otras pruebas que lo acorralaron. A medida que toda la evidencia en su contra salía a la luz, quedó claro que John Sweeney había llevado una doble vida durante décadas, ocultando su naturaleza violenta tras la fachada de un hombre común.

El juicio fue un evento que atrajo la atención nacional. La sanguinaria metodología de John, su aparente normalidad y su capacidad para evadir la justicia durante tanto tiempo, fascinaban y horrorizaban por igual. Los testimonios desgarradores de gente como Delia Balmer y la presentación de pruebas forenses concluyentes sellaron su destino. John Sweeney fue condenado a cadena perpetua en 2011 por los asesinatos de Melissa Halstead y Paula Fields.

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Estas pistas daban indicios del responsable de los asesinatos (Captura de YouTube)

Posibles víctimas adicionales​

Pero la historia no terminaba ahí. La Policía seguía investigando otros cinco casos de mujeres desaparecidas. Poco a poco surgían más detalles oscuros sobre su vida. Se supo que había pasado temporadas en los Países Bajos, donde podría haber hecho otras víctimas. Aunque no se hallaron pruebas concluyentes para vincular a John con estos crímenes, la sospecha persistía. Las autoridades seguían las pistas y los indicios, tratando de descubrir si John Sweeney había dejado más víctimas a su paso. La sombra de sus crímenes parecía extenderse más allá de lo conocido, dejando un rastro de dolor y misterio en diferentes lugares.

La historia en medios​

El caso de John Sweeney se convirtió en material de múltiples documentales y libros. Una de las obras más impactantes fue “Hasta que te mate”, basada en la autobiografía de Delia Balmer. En este relato, Delia daba cuenta de sus terroríficas experiencias al convivir con un asesino en serie. Su historia era un grito desde el abismo, una llamada de atención a las señales que muchas veces ignoramos a nuestro alrededor. El relato se convirtió en un símbolo de supervivencia y resistencia, inspirando a muchas otras personas que habían pasado por situaciones similares.


 
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