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David Hernández y Esther López: dos crímenes, dos respuestas desiguales de la justicia

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LECrim

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La crónica negra de Valladolid ha experimentado en los últimos años algunos de los casos más mediáticos y desconcertantes que se recuerdan. Al homicidio aún no resuelto de Esther López, la joven de Traspinedo fallecida en enero de 2022, se suma el de David Hernández, asesinado en Laguna de Duero el 16 de abril de 2020, en pleno confinamiento por la Covid-19. Sin embargo, mientras el caso de Esther centra titulares, recursos especializados e investigaciones a gran escala —llegando incluso a movilizar a la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil—, el de David se ha ido difuminando hasta su archivo provisional. Cuatro años y medio después, la madre de David, Lorena Sánchez, lamenta que ni los medios utilizados ni el despliegue investigativo hayan estado a la altura de la complejidad del caso.

El crimen en pleno confinamiento​


David Hernández tenía 18 años cuando, en la madrugada del 16 de abril de 2020, salió de su casa de Laguna de Duero de manera precipitada. En aquel momento, la provincia vallisoletana, al igual que el resto de España, atravesaba la fase más dura del confinamiento decretado por la pandemia, por lo que las calles estaban prácticamente desiertas y vigiladas para evitar incumplimientos de la normativa sanitaria.

Lorena, la madre de David, siempre ha recordado que aquella noche el joven estaba más nervioso de lo habitual. Tras cantarle el cumpleaños feliz a su hermana, David recibió al parecer una llamada o un aviso —no se tiene constancia oficial de ese contacto— y decidió salir sin coger más que lo puesto, dejando a su madre con la inquietud de no saber adónde se dirigía. Fue la última vez que Lorena lo vio con vida.


Pasaron las horas y David no volvía. Lorena salió a buscarlo de madrugada y a primera hora de la mañana, pero no encontró ni rastro de él. Finalmente, sobre las 7:30, un vecino dio la voz de alarma al hallar el cuerpo de un joven tirado en la zona del polideportivo de Laguna, a tan solo 100 metros del domicilio familiar. Poco después se confirmó lo peor: se trataba de David, que presentaba signos de violencia, un fuerte golpe en la cabeza y dos puñaladas.

Primeras pesquisas y falta de testigos

El hallazgo del cadáver en pleno confinamiento supuso, según Lorena, uno de los primeros escollos para la investigación. Al estar en vigor las restricciones más severas para circular por la vía pública, apenas había testigos que pudieran aportar información relevante. Nadie escuchó una pelea, nadie vio movimientos sospechosos. Tampoco había cámaras de vigilancia, o si las había, no registraron ningún suceso determinante.


Pese a los esfuerzos iniciales de la Policía Judicial de la Guardia Civil, la investigación se fue complicando. Con el paso de las semanas, se confirmaron los datos forenses: la causa de la muerte fue el traumatismo craneoencefálico, aunque también había heridas de arma blanca. Entre la ropa de David, su móvil (encontrado apagado) y el cuerpo no se hallaron restos orgánicos o indicios que permitiesen identificar a los agresores. Se realizaron cerca de cuarenta interrogatorios y se pincharon teléfonos a diferentes personas del entorno de David, pero sin resultados concluyentes.


A lo largo de los primeros meses se localizaron hasta cuatro cuchillos que se barajaron como posibles armas homicidas. El primero apareció en febrero de 2021 en una zona cercana. Se practicaron pruebas de ADN y se descartó su vinculación con el crimen. Otras dos armas blancas (una navaja y otro cuchillo) se encontraron en el registro de un vehículo, pero tampoco coincidían con las heridas de David. El hallazgo más sorprendente ocurrió en mayo de 2021, cuando unos operarios municipales descubrieron un cuchillo clavado a seis metros de altura en la pared del polideportivo. A pesar de las expectativas generadas, el informe pericial sobre ese arma nunca llegó a la familia con conclusiones claras y, de momento, el enigma permanece.


Un archivo provisional y la decepción familiar​


Sin sospechosos firmes ni pruebas forenses que incriminasen a nadie de manera concluyente, el caso de David Hernández terminó archivado provisionalmente por el Juzgado de Instrucción número 3 de Valladolid en 2022, aunque la notificación oficial a la familia llegó más tarde, en el verano de 2023. Esto significa que la investigación judicial no se cierra de manera definitiva, pero sí que permanecerá suspendida hasta que se obtengan indicios o evidencias nuevas. De poco ha servido, según Lorena, su insistencia en que se revisasen las pistas o se profundizase más en el estudio de los cuchillos hallados.


En contraposición, la Guardia Civil siempre ha mantenido que no ha abandonado la búsqueda de los responsables, si bien reconoce que, sin nuevas pruebas, es muy difícil avanzar. Para Lorena, la madre de David, la desazón se ha convertido en una constante: “Me molesta profundamente que los responsables sigan libres, que no haya ni una sola pista firme en cuatro años y medio. Ni un detenido, ni un sospechoso claro, ni siquiera un indicio sólido”, lamenta.


El contraste con el caso de Esther López​


Lo que más indigna a Lorena es la evidente disparidad de recursos y atención mediática entre el crimen de su hijo y el de Esther López, la joven de Traspinedo encontrada muerta en enero de 2022. En ese caso, la investigación se ha prolongado durante casi dos años y, si bien no hay todavía una sentencia ni un culpable oficialmente declarado, las diligencias han sido exhaustivas. La UCO —la unidad de élite de la Guardia Civil— se desplazó para llevar las riendas, se han movilizado perros adiestrados y se han invertido miles de horas de trabajo policial, con una cobertura mediática continua.


Lorena reconoce que se alegra de que la familia de Esther esté recibiendo el apoyo institucional y policial que merece, pero confiesa sentirse desamparada al ver que, en el caso de David, no se puso una décima parte de los recursos. “En el asesinato de mi hijo se tardó meses en rastrear el lago, algo que en el caso de Esther hicieron casi inmediatamente con todos los medios. Allí han trabajado más de 120 agentes, aquí nunca se desplegó un dispositivo tan amplio”, se queja. Además, remarca que no se ha invertido siquiera en la participación de unidades caninas especializadas: “Que yo sepa, nunca han traído a perros rastreadores para buscar pruebas”.


Una investigación “tardía, rara y caótica”​


Así define Lorena la investigación: “tardía, rara y caótica”. Tardía, porque en pleno confinamiento no se actuó con la celeridad que ella considera necesaria. Rara, por la falta de cualquier línea clara que condujera a posibles sospechosos en un municipio relativamente pequeño, donde casi todos se conocen y, aun así, nadie ha aportado información fiable. Caótica, por la impresión de falta de comunicación entre los responsables de la investigación y los familiares, que en ocasiones se han enterado de avances o hallazgos a través de redes sociales o de rumores.


En este sentido, la madre de David recuerda con impotencia cómo se enteró, por medio de terceras personas, de que unos buzos de la Guardia Civil se sumergieron en las aguas del lago de Laguna de Duero varios meses después del crimen, supuestamente para realizar “prácticas”. No recibió ninguna notificación oficial de esa maniobra, ni tampoco un informe posterior. Y, ya a título personal, lamenta la visita de la Guardia Civil a su lugar de trabajo para informarle, un año después, de que no había novedades: “Podían haberme llamado para que fuera a la Comandancia, como tantas otras veces. Eso es un sinsentido”.


A día de hoy, Lorena Sánchez conserva la esperanza, aunque cada vez con más cansancio y resignación. El archivo provisional del caso continúa, la familia ha recurrido, pero no hay datos nuevos que brinden luz. Las incógnitas se amontonan: ¿Quién llamó o avisó a David la noche del crimen? ¿Cómo es posible que nadie oyera nada en la zona? ¿Por qué no se ha podido rastrear un perfil genético claro en los cuchillos hallados?


Mientras tanto, las comparaciones con el caso de Esther López alimentan la sensación de agravio. “Cuando veo en la tele todas las movilizaciones por Esther, no lo digo por ella, porque me solidarizo con su familia y lo están pasando fatal. Es más una sensación de: ‘¿Por qué con mi hijo no se hizo lo mismo?’”. Esta pregunta, por desgracia, sigue sin respuesta. La madre de David continúa pidiendo que el crimen de su hijo no caiga en el olvido, que se retome la investigación con medios más sofisticados y que, algún día, se pueda sentar ante la justicia a quien le arrebató la vida a su primogénito.

Por el momento, la única certeza es que el crimen de David continúa impune. Más de cuatro años después de aquel 16 de abril de 2020, la familia clama por una justicia que, lamenta Lorena, “parece que solo llega para unos cuantos”. Confinado en la memoria de los que lo quieren, David sigue esperando la verdad que ponga fin a este largo duelo.

 
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No conocía este caso.. es aterrador si nos paramos a pensar que hay cientos de casos sin resolver, tanto de personas asesinadas como desaparecidas.
 
No conocía este caso.. es aterrador si nos paramos a pensar que hay cientos de casos sin resolver, tanto de personas asesinadas como desaparecidas.
Se debería prestar más atención a los casos (tristemente) olvidados. No puede ser ni será nunca justo que se valore la vida de alguien por cuánto tiempo le dedique la tele o los medios. ¿Se está midiendo la justicia y el dolor en titulares?
 
Algunos casos que me impactaron también son por ejemplo el asesinato de Miriam Vallejo, en Meco.. cuando salió a pasear a sus perros, en nada de tiempo y con un ensañamiento brutal.. tampoco se ha resuelto el caso.
O el de la desaparición de María Teresa Fernández, en Motril.. en la Feria, con un montón de gente y no se ha esclarecido.
Que sufrimiento tan grande para las familias..
 
Algunos casos que me impactaron también son por ejemplo el asesinato de Miriam Vallejo, en Meco.. cuando salió a pasear a sus perros, en nada de tiempo y con un ensañamiento brutal.. tampoco se ha resuelto el caso.
O el de la desaparición de María Teresa Fernández, en Motril.. en la Feria, con un montón de gente y no se ha esclarecido.
Que sufrimiento tan grande para las familias..
El caso de Miriam a mí también me ha impactado muchísimo. Lo voy siguiendo en Cotilleando.
 
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Algunos casos que me impactaron también son por ejemplo el asesinato de Miriam Vallejo, en Meco.. cuando salió a pasear a sus perros, en nada de tiempo y con un ensañamiento brutal.. tampoco se ha resuelto el caso.
O el de la desaparición de María Teresa Fernández, en Motril.. en la Feria, con un montón de gente y no se ha esclarecido.
Que sufrimiento tan grande para las familias..
El caso de Miriam Vallejo es impactante. Sergio estará siempre bajo sospecha, aunque es cuestionable que todavía, en estos tiempos, solo se mida la posibilidad de resolución de un caso por el ADN.

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