CrimeTrueCrime | El Foro del Crimen
Un espacio participativo y especializado en True Crime. Aquí encontrarás información actualizada y noticias sobre casos de crímenes reales y compartir tu opinión y análisis. Te invitamos a registrarte para convertirte en un miembro de la comunidad de CrimeTrueCrime, el Foro del Crimen.

'Bodkin' en Netflix: una puñalada al true crime

  • Iniciador del tema Iniciador del tema LECrim
  • Fecha de inicio Fecha de inicio
  • Featured
1721155295164.png

La productora de los Obama lleva a Netflix este falso true crime con buen gusto y jugosas reflexiones sobre el morbo y el periodismo​



Todos los elementos de 'Bodkin' llaman la atención desde un principio. A medio camino entre serie de crímenes y serie de periodistas, hablando de podcast y con la Irlanda rural, pagana y brumosa de fondo. Quién diría que no. Por supuesto, no es la primera en hablar de estas cosas. Tenemos 'Only murders in the building' y aquel capítulo de la última temporada de 'Black Mirror' donde los investigadores de un true crime acaban envueltos en la historia. En este caso tres periodistas viajarán al pueblo remoto de Bodkin, donde según la serie se celebraba una festividad en la que está el origen de Halloween. Veinte años atrás sucedieron los típicos asesinatos sin resolver en la noche más exaltada, que hundieron la moral del pueblo y lo cargaron de resentimiento y tristeza.

Los periodistas no vienen a investigar como tal, sino a grabar un podcast de true crime. Pero eso no le apetece al pueblo, no. El pueblo está unido contra estos invasores, pero no a las malas como si se tratase de 'Perros de paja'. Una de las grandes virtudes de la serie es que estos habitantes son todos muy listos y bastante carismáticos. Hay secretos que saben que no hace falta desvelar, y continuamente dan pistas falsas, juegan con ellos, y finalmente les echan la bronca: «¿y si nosotros no queremos que contéis nuestra historia?

La serie reflexiona sobre el true crime de manera muy lúcida, y de plena actualidad: no hay más que pensar en las recientes peticiones de la madre de Gabriel Cruz, exigiendo cordura ante la voracidad de las productoras y plataformas —y del público, claro— para contar truculentas historias reales cueste lo que cueste. El morbo, por otro lado, tan viejo como el mundo. Una de las grandes debilidades humanas.

En esta serie se graba muy de lejos, y sabemos que las grabadoras no dan para tanto.

En esta serie se graba muy de lejos, y sabemos que las grabadoras no dan para tanto. Netflix
Según avanza la investigación en Bodkin, la serie organiza la información de manera deliciosa. Pasito a pasito vamos haciéndonos una idea de lo que pasó como en las mejores novelas policiacas. Los periodistas se integran con cautela y le van sacando pequeñas revelaciones a cada uno. El centro de esta trama tan bien armada y ambientada está en el pelirrojísimo Seamus Gallagher (David Wilmot), que hace un canónico personaje malvado pero atormentado, un caramelo para cualquier actor, con cientos de sentencias lapidarias.

El contacto con tu personaje desemboca en un interesante juego de lealtades.

El contacto con tu personaje desemboca en un interesante juego de lealtades. Netflix
Así que todo lo que pasa es inteligente y poco previsible, salvo una cosa: los tres protagonistas, los forasteros. Todavía no hemos hablado de ellos, pero lo que comparten es que desde el inicio se nos muestran sus rasgos de personalidad exageradamente disfuncionales, y es descorazonador ver cómo cambian justo como preveíamos. La que era muy cerrada se abre, el que era demasiado idealista se vuelve realista, y se asilvestra la que era muy tímida. Y a correr. Ojalá que por ahí también nos hubieran sorprendido. No quiere decir esto que actúen mal o que no sean personajes atractivos, pero sí se les podría exigir más a los guionistas.

Entre dos de ellos, no obstante, hay enfrentamiento, y es que el periodismo es un cajón de sastre. Una es periodista de raza (Siobhán Cullen), de investigación y sucesos, el lado duro y serio de la vida. El otro es un famoso podcaster, un alma cándida (el humorista Will Forte, de la cantera de SNL) que se maravilla de lo pintoresco de Bodkin y su gente y no se entera mucho de lo que pasa, piensa más en historias que en hechos. El conflicto está servido, pues: para la primera, lo que hace el podcaster es una broma, incluso es una ruina moral ir a hurgar en las desgracias de la gente para volver inmaculado al mundo real ajeno a todos esos dramas y a cualquier ética periodística. Pero los modelos irreconciliables se van juntando y aquí nadie se libra de un repaso. Las reflexiones sobre el true crime —competencia directa de series de ficción como esta— merecen la pena.


 
Atrás
Arriba