Los nombres de Daniel Sancho y Artur Segarra están grabados en la historia criminal de Tailandia como protagonistas de dos de los crímenes más atroces cometidos por extranjeros en el país. Ambos españoles fueron condenados a cadena perpetua por asesinato, descuartizamiento y otros delitos asociados, lo que ha generado un gran interés mediático tanto en Asia como en España. A pesar de la diferencia de años entre sus casos, existen inquietantes similitudes que han llevado a especular sobre un destino compartido en el infame sistema penitenciario tailandés.
Daniel Sancho: Asesinato Premeditado en Koh Phangan
El caso más reciente es el de Daniel Sancho, un joven de 30 años y hijo del actor Rodolfo Sancho, quien fue condenado a cadena perpetua por el asesinato premeditado del cirujano colombiano Edwin Arrieta. El crimen ocurrió el 2 de agosto de 2023 en la isla de Koh Phangan, un paraíso turístico que se convirtió en escenario de una tragedia espeluznante.
Sancho, quien mantenía una relación con Arrieta, compró días antes del crimen varios cuchillos, productos de limpieza y una canoa, en lo que las autoridades interpretaron como una preparación meticulosa para el asesinato. Tras el homicidio, desmembró el cuerpo de Arrieta y trató de deshacerse de las pruebas, lo que llevó a su detención y posterior confesión. A pesar de la gravedad del crimen, Sancho evitó la pena de muerte gracias a su colaboración con la investigación, que incluyó la reconstrucción detallada del asesinato.
Después de ser juzgado, Sancho fue trasladado a la prisión de Koh Samui y ahora se enfrenta a la posibilidad de ser enviado a una cárcel de máxima seguridad como Bang Kwang o Surat Thani, donde las condiciones son extremadamente duras.
Artur Segarra: Un Asesinato Cruel en Bangkok
Ocho años antes, en 2016, Artur Segarra, un catalán de Tarrasa, fue arrestado por un crimen igualmente brutal. Segarra fue condenado inicialmente a pena de muerte por el asesinato del empresario español David Bernat. Bernat, quien residía en Irán y estaba de visita en Bangkok, fue secuestrado, torturado durante seis días y finalmente asfixiado por Segarra. Posteriormente, el cuerpo de Bernat fue descuartizado y arrojado en bolsas al río Chao Phraya.
La investigación reveló que Segarra obligó a Bernat a realizar transferencias bancarias antes de asesinarlo. El crimen, conocido por su crueldad, atrajo una amplia cobertura mediática tanto en Tailandia como en España. Segarra fue detenido en Camboya tras intentar huir y fue extraditado a Tailandia, donde enfrentó un juicio extremadamente mediático. Durante gran parte del proceso, Segarra mantuvo su inocencia, complicando su defensa y recibiendo finalmente una sentencia de muerte en 2017.
Sin embargo, en 2020, el rey de Tailandia, Maha Vajiralongkorn, conmutó la pena de muerte de Segarra a cadena perpetua, un acto de clemencia que le permitió evitar la ejecución. Actualmente, Segarra cumple su condena en la prisión de Bang Kwang, una de las más duras y temidas del país.
Un Destino Común: La Posible Convivencia en Bang Kwang
Con la condena de Sancho y su inminente traslado a una prisión de máxima seguridad, existe la posibilidad de que termine compartiendo destino con Segarra en Bang Kwang, conocida también como "El gran tigre" o "Bangkok Hilton". Esta prisión, diseñada para albergar a 3.500 reclusos pero que hoy supera los 8.000, es famosa por sus duras condiciones y el alto nivel de hacinamiento.
Ambos casos reflejan la severidad del sistema judicial tailandés, donde la pena de muerte sigue siendo una opción real para los crímenes más graves, y las condiciones carcelarias son extremadamente duras. Tanto Sancho como Segarra han experimentado la implacable realidad de enfrentar la justicia en un país extranjero, y ahora sus vidas están marcadas por los crímenes que cometieron y las largas condenas que deben cumplir.
La posibilidad de que estos dos españoles terminen compartiendo prisión ha despertado aún más interés en sus historias, que aunque separadas por el tiempo, están unidas por la brutalidad de sus actos y el castigo que les espera en una de las prisiones más temidas del mundo.